A los partidos les gusta decir que la campaña cuenta hasta el último minuto. Los responsables de encuestas sostienen que muchos votantes deciden su voto en la última semana. No es que esas dos cosas sean falsas, sino que debemos tener claro que una campaña no es como un partido de fútbol. Ni suele haber canastas en el último segundo. En los dos últimos días, ya está todo el pescado vendido. Se trata de insistir en lo que ya se ha dicho. Si es posible, con un poco más de energía. Incluso no conviene plantear ideas nuevas. Si son buenas, no habrá tiempo para que calen entre la gente. Si son un error, los otros sí se darán prisa para ridiculizarte. Si estás cerca de la derrota, aguanta una sonrisa en la cara. Riesgos, los mínimos.
Luego ocurren cosas en torno a las campañas que llaman la atención por la coincidencia de fechas, aunque sus efectos sean dudosos a estas alturas y las intenciones, bastante obvias. A tres días de las elecciones, surgió una noticia sobre los incidentes ocurridos en el mitin de Vox en Vallecas. «La Policía detiene a dos escoltas de Iglesias por agredir a agentes en el acto de Vox en Vallecas», contó El Confidencial. Las detenciones se produjeron hace quince días. Titulares similares aparecieron en El Mundo y ABC.
Horas después, se supo que ninguno de los dos detenidos trabaja como guardaespaldas de Pablo Iglesias, según La Vanguardia, aunque están dados de alta como trabajadores de Podemos. Sus escoltas son policías desde que fue nombrado vicepresidente. En estos asuntos, es mejor fiarse de los profesionales. ABC recogió carrete y el titular de la noticia pasó a ser: «Podemos dice que solo uno de los detenidos, ‘bukanero’, trabaja para el partido en asuntos de logística».
«No es descartable que de aquí al 4 de mayo se publique alguna noticia que me relacione con el asesinato de Kennedy”, comentó Iglesias. Es poco probable (fue Oswald), pero siempre puede ocurrir que algún medio diga ahora que hay dos líneas de investigación.
Al salir la noticia, estaba claro que iba a servir de carnaza para los mítines del día. Pablo Casado exigió «una condena rotunda de Pedro Sánchez a los matones escoltas de Iglesias». Los días en que Casado no exige nada a Sánchez son días echados a perder. Isabel Díaz Ayuso mencionó a los «matones a sueldo de Podemos que han agredido a nuestros policías». Cómo desaprovechar ese regalo tan cerca de la jornada electoral.
A cambio de ese obsequio, el PP nos concedió el sábado uno de los momentos más cómicos de estas semanas cuando la presidenta de Nuevas Generaciones explicó de forma clara y cristalina la auténtica razón por la que hay que votar a Ayuso: «Ayuso es una mujer con mayúsculas. Es que no hace falta experimentar más. ¿Sabes eso que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer? Pues eso. Eso es Ayuso». Beatriz Fanjul, diputada por Vizcaya, fue elegida personalmente por Casado para presidir las juventudes del partido.
El 1 de Mayo se coló en la campaña y permitió la imagen de los tres candidatos de la izquierda juntos en la manifestación. «La mejor vacuna contra la extrema derecha es la mejora del contrato social», escucharon decir a Unai Sordo, secretario general de CCOO. Ese es uno de los retos de la izquierda, el de movilizar a los votantes cuyos derechos necesitan ser defendidos y que no suelen tener mucho interés en votar en unas elecciones autonómicas.
Desde el principio de la campaña, se ha hablado de que el resultado sería diferente en la ciudad de Madrid si en Vallecas o Moratalaz votaran tanto como en Chamberí o Salamanca. Raramente esa movilización se produce por una campaña de dos semanas. Es poco tiempo para cambiar tendencias de participación que se han prolongado durante 25 años. La respuesta se sabrá el martes 4 de mayo.
En el mitin de Más Madrid en Móstoles, Íñigo Errejón recordó la lucha de los que reclamaron hace mucho más de un siglo la jornada de ocho horas. Los llamaron locos peligrosos por pedir algo que iba a destruir la industria. «Ellos se plantaron frente a la frase que resume la vida de los siervos: la vida es así». No tenía que ser así.
Este 1 de mayo fue también el estreno ‘sindical’ de Vox, por llamarlo de alguna manera, con un mitin con el que Santiago Abascal presentó al sindicato Solidaridad. Se trata de una marca sin más actividad que lanzar comunicados. Su secretario general, Rodrigo Alonso, hizo ejercicios de equilibrismo hasta marearse para afirmar que «el presidente de la CEOE tiene la misma agenda que UGT y Comisiones Obreras». Vox está furiosa con Antonio Garamendi por haber condenado las amenazas de muerte a varios políticos. De ahí a la visión alucinógena de que la CEOE está coaligada con los sindicatos con la intención de sostener al Gobierno sólo hay un trecho muy corto para la extrema derecha.
En Vox tienen problemas de comunicación interna. Con respecto a la idea de la extrema derecha sobre los derechos laborales y la lucha de los trabajadores, su diputado Iván Espinosa de los Monteros dejó el listón muy alto esta semana: «El 1 de mayo es el día del trabajo. Debería ser el día de salir a la calle a agradecer su esfuerzo a los que generan empleo: los empresarios». El sector pijo de Vox cree que el Día del Trabajo está para homenajear a la empresa y darle las gracias. Su día de los siervos también se celebra el 1 de mayo.