Otra lección de la prensa británica a la española y, curiosa coincidencia, con los sindicatos de por medio. Cualquier Gobierno en dificultades o que se enfrenta a una coyuntura económica crítica cae en la tentación de buscar un enemigo propicio al que endosarle la responsabilidad.
A veces el truco no funciona y si es demasiado descarado, es la prensa la que se ocupa de desvelar el ardid. Parece difícil de creer que algo así ocurra en España. En Londres es diferente.
Por razones que no termino de comprender (aunque supongo que tenían que ver con el escándalo de las donaciones al partido y las encuestas), el Gobierno conservador decidió esta semana gritar ¡Fuego! en mitad de una gasolinera. Una posible huelga de conductores de camiones cisterna podía afectar al suministro de combustible. El ministro tory Francis Maude concedió varias entrevistas a cadenas de televisión para recomendar a la gente que hiciera acopio de gasolina, llegando a decir que sería una decisión razonable guardar algunos bidones en el garaje.
Evidentemente, también aprovechó la oportunidad para criticar a los laboristas por su apoyo a los sindicatos. Todo formaba parte del plan sindical, decía Maude, para perjudicar la vida normal del país.
Y ese fue el desenlace, aunque a causa de las propias declaraciones de Maude. Por todo el país, las gasolineras se enfrentaron a colas de decenas de vehículos con sus asustados conductores. Sin que se hubiera declarado aún ninguna huelga, las estaciones de servicio comenzaron a tener problemas de suministro hasta que muchas quedaron completamente secas. En algunas, se produjeron peleas y discusiones. En el caso más dramático, una mujer resultó herida con quemaduras en el 40% del cuerpo cuando pasaba gasolina de una garrafa a otra en la cocina de su casa.
«Total Panic», titulaba The Sun, siempre dispuesto a subir el termostato varios grados. Las ventas de combustible aumentaron un 172% con respecto a la semana anterior. Inevitablemente, el aviso de Maude se convirtió en el clásico ejemplo de profecía que se cumple a sí misma.
La prensa, incluida la conservadora y los tabloides, no mordió el anzuelo tendido por el ministro. No había más crisis que la que el propio Gobierno había creado. El Daily Mail y The Sun, que nunca se cortan a la hora de dar caña a los sindicatos, no se lanzaron contra sus sospechosos habituales y señalaban al Gobierno como responsable del «pandemonium» (aquí una selección de portadas de ayer). Nada de jalear al Gobierno porque es de ‘los míos’.
Y aún hay más. En una muestra de que el pánico se extendía de las gasolineras a las filas tories, el Gobierno contraatacó y ordenó a los diputados conservadores que contaran en sus circunscripciones que este era «un momento Thatcher». Al igual que en la famosa huelga de los mineros, tocaba cerrar filas contra otro ejemplo de soberbia sindical, almacenar combustible, afrontar la huelga y esperar a que los laboristas se hundieran en el descrédito si osaban apoyar a los sindicatos.
El periodista conservador Charles Moore, y autor de la biografía oficial de Thatcher, se ocupó en el Telegraph de contrarrestar la suprema estupidez de la comparación.
En una época en la que a causa de los últimos recortes de gasto y rebajas fiscales a los más ricos, el Gobierno pretendía agitar una bandera roja para que sus partidarios se lanzaran contra el toro laborista, al final consiguió exactamente lo contrario.
¿Qué ocurre con la huelga anunciada por Maude? Está confirmado que no habrá tal paro en Semana Santa, porque el sindicato Unite ha aceptado de momento dejar el asunto en manos de un organismo de arbitraje.
No le fue fácil al Gobierno de Cameron encontrar a periodistas adeptos a la causa. Lástima, en España habría tenido más suerte.
4 abril
Charles Moore ha matizado su artículo. Muchos periodistas han creído en el Reino Unido que se refería a algún tipo de documento no conocido que el partido conservador había hecho llegar a sus diputados. De hecho, había algunas frases entrecomilladas. Moore dice ahora que no existe tal papel y que se limitaba a reflejar las frases que estaban utilizando algunos diputados en sus circunscripciones. Es posible que recibieran instrucciones en este sentido, pero no parece que Moore sepa que procedían exactamente de la dirección del partido.
Qué difícil es esto de vivir en un país a medio civilizar…
Aquí hubieran titulado: «Depósito lleno, por favor y por España»
El embajador americano en España, 2008, via Wikileaks: «Estoy absolutamente asombrado con los mecanismos de captación de líderes de los partidos políticos españoles; en vez de ser aquéllos con más carisma y talento para la política los que ascienden a los puestos de importancia, son los que rinden la debida pleitesía a las vacas sagradas del partido (algunos ya retirados de toda actividad) los que copan los puestos de poder, sin importar sus méritos reales».
No hay más que decir.
La prensa española siempre ha tenido un cierto puntillo mamporrera para tener contento a su publico objetivo, ya que aquí las creencias personales están muy arraigadas y quien piense lo contrario a nosotros es un miserable. Ahora con la crisis y la caida de la publicidad, cada periodico tiene que pelear por sus lectores como si fueran comida en época de hambruna, de ahí que les den las noticias tergiversadas a su gusto para que no se vayan a otro surtidor de mentiras o abandonen el instructivo y anticuado hábito de leer noticias en papel al no satisfacer sus dosis diaria de «qué gusto da leer lo que yo pienso».
Con la prensa y unos cuantos millones de borregos que les jalean sin pensar en lo que hacen.
Aquí aún sigo escuchando a más de un idiota insultando a cualquiera que protesta contra el Gobierno, sin pensar si igual sí que hay motivo para protestar y criticarles.
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