David Carr

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David Carr, periodista, fiscal de los medios, defensor de los periodistas, antiguo adicto al crack, buena persona, gran conversador, convencido de que trabajar en periodismo es casi un privilegio. Lo han encontrado muerto en la redacción del NYT, su periódico desde 2002.

Con Carr, aquellos a los que no les gustara su forma de escribir lo tenían difícil porque se aplicó a sí mismo el mismo nivel de escrutinio que reservaba a los demás con su libro ‘The Night of the Gun’. ¿Qué decir de un hombre capaz de escribir, es decir, admitir, que dejó una noche a sus dos hijas pequeñas en el coche mientras entraba en una casa para comprar y esnifar coca?

Anna was out, and I could not bear to leave them home, but I was equally unable to stay put. So here we were, one big, happy family, parked outside the dope house. Then came the junkie math. If I went inside the house, I could get what I needed in 5 minutes, 10 minutes tops. The twins would sleep, dreaming their little baby dreams where their dad is a nice man, where the car rides end at a playground. (…)

But tonight I had company. I certainly couldn’t bring the twins in. Even in the gang I ran with, coming through the doors of the dope house swinging two occupied baby buckets was not done. Sitting there in the gloom of the front seat, the car making settling noises against the chill, I decided that my teeny twin girls would be safe, that God would look after them while I did not.”

Aquí hay un extracto de ese libro.

–Una conversación con Aaron Sorkin sobre periodismo cine e Internet.

Del documental ‘Page One’.

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