Ali al-Nimr no es el único joven saudí condenado a muerte en Arabia Saudí por un supuesto delito cometido cuando era menor de edad. La familia de Abdullah al-Zaher, que ahora tiene 19 años, ha hecho público su caso al saber que puede ser ejecutado en cualquier momento. Ha sido trasladado de prisión y colocado en una celda de aislamiento, lo que les hace temer que pueda ser aplicada la pena capital a la que fue condenado. En Arabia Saudí, la familia puede no ser informada del momento de la ejecución. Se enteran del veredicto del juicio y del resultado de la apelación, pero a partir de ese momento quizá la última noticia que tengan sea que la sentencia ha sido ejecutada.
Al-Zaher fue detenido poco antes de cumplir 16 años, en marzo de 2012, por participar en una manifestación contra el Gobierno en la región oriental del país que cuenta con una importante población chií. Su familia denuncia que fue torturado por la policía y obligado a firmar una confesión que ni siquiera le dejaron leer, según la ONG británica Reprieve. Con eso, le condenaron por participar en una manifestación, ayudar a otros manifestantes, prender fuego a un coche y lanzar cócteles molotov. No le permitieron entrar en contacto con un abogado o con sus padres. Los familiares niegan todos los cargos.
Su padre ha contado a The Guardian que la última vez que vio a su hijo fue hace tres meses en una visita que sólo duró diez minutos.