1. Acusar a los peronistas de populistas (referencia permanente en la prensa española) es como decir que en Galicia llueve mucho en invierno. No es menos populista la actitud del Gobierno español, al que le dio un repentino ataque de ardor guerrero. El mismo Gobierno que comunicó a la opinión pública un recorte de 10.000 millones de dólares en sanidad y educación mediante el punto tercero de un comunicado sintió la necesidad de convocar una rueda de prensa con dos ministros y un secretario de Estado para responder al desafío de Buenos Aires. No para comunicar ninguna decisión. Sólo para expresar lo muy enfurecidos que estaban.
2. El ataque a Repsol es un «ataque a España», dice el Gobierno. La empresa paga miles de millones de euros en impuestos en España. Es normal que aspire a que el Gobierno le defienda en el extranjero. Los políticos tienen posibilidades de entablar contactos que están fuera del alcance de las empresas por grandes que sean estas. Pero el patriotismo corporativo tiene sus límites. Se puede replicar desde el otro lado. Los argentinos podrían decir que la situación de YPF y del sector petrolífero del país era un ‘ataque a Argentina’. En ambos casos, sólo es retórica nacionalista de políticos que confunden sus intereses con los del país.
3. «La respuesta de Hillary Clinton no ha sido todo lo entusiasta que me hubiese gustado», ha dicho García-Margallo sobre la reacción de EEUU. Tierra llamando al Gobierno español, ¿me reciben?, cambio. Washington defiende el principio de seguridad jurídica cuando le conviene a sus intereses. En ABC se leía que la expropiación era «un ataque a la comunidad internacional». Al menos, nadie ha pedido que se declare una zona de exclusión aérea sobre Argentina. Eso que llevamos ganado.
4. Argentina corre el riesgo de que pocas empresas multinacionales quieran coger el testigo de Repsol. Si fuera así, les quedarían pocos países en los que invertir. De entrada, dudo de que el principio de seguridad jurídica sea muy respetado en las repúblicas del Asia Central. Algo me dice que Exxon Mobil o los chinos no tendrán muchos inconvenientes en ocupar el puesto que ha quedado vacante.
5. Fue anunciar la nacionalización del paquete accionarial de Repsol y el público que asistía al discurso de Cristina Fernández rompió a aplaudir. Después, todos se felicitaron como si Argentina se hubiera sacudido del yugo extranjero. Cualquiera diría que Repsol llegó a ese país sobre un cazabombardero. Fue el Gobierno argentino de Ménem el que privatizó los recursos naturales del país con el apoyo decidido de Néstor Kirchner, entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz, y de su esposa. El carrusel peronista. Cambian las políticas pero nunca desaparecen las proclamas por la soberanía. La realidad es que los nuevos yacimientos necesitan de la inversión extranjera para aumentar una producción que no colma las necesidades de consumo interno. ¿Qué política energética hay tras la decisión del Gobierno? Por lo que parece tras ver la portada de Página 12, la única política que funciona es la bandera. Exprimirán el yacimiento de Vaca Muerta a golpe de himno nacional.
6. Los inmensos beneficios de YPF que correspondían a Repsol cogían un avión y llegaban a España. Ahora algunos dicen a posteriori que eso es lógico porque la empresa no tenía ninguna garantía de que Argentina cumpliera los acuerdos y no se embarcara en una política confiscatoria. Incluso si eso es así, ¿cómo se extrañan de que el Gobierno decidiera que ese dinero estaría mejor en Argentina? Quedarse con la caja ha sido una constante de la política económica de los Kirchner. Por otro lado, también hay un factor local en el tema de los dividendos. Los Eskenazi eran los empresarios argentinos elegidos a dedo por los Kirchner para que se convirtieran en accionistas de YPF. Como no tenían dinero suficiente, tuvieron que pedir créditos. No podían permitirse que la mayor parte de los beneficios se dedicaran a la reinversión en las necesidades energéticas del país. Necesitaban el dividendo para devolver los créditos a los bancos. El paquete accionarial de los Eskenazi no se ha visto afectado. Si les quitan las acciones, adiós al pago de intereses y quizá adiós a los bancos. (*)
7. El déficit energético es una realidad. La cantidad que Argentina se gasta cada año en importaciones de combustible no cesa de aumentar. En 2003, se utilizaron 548 millones de dólares para este fin. Han aumentado hasta 9.397 millones. Este año la cifra podría llegar a 12.000 millones. Se trata de una tendencia que se ha ido agudizando en los últimos 17 años, según la presidenta Fernández. Diez de esos años corresponden a los mandatos de ella y de su marido.
8. La subida del precio de los combustibles deja de ser ya una decisión tomada por una empresa controlada por extranjeros. Ahora depende directamente del Gobierno. ¿Dará el paso de subvencionar la gasolina ahora que hasta Irán ha reducido los subsidios? ¿Afrontará el desgaste de una decisión siempre impopular? Si utiliza los beneficios de YPF para atenuar el impacto de una subida, ¿de dónde sacará el dinero para las inversiones pendientes?
9. Las tradicionales relaciones de amistad de España con los países latinoamericanos. Lo siento, era necesario poner un chiste cerca del final del artículo. Para descargar de tensión el ambiente.
10. La propiedad estatal de una empresa petrolera contraviene la realidad económica internacional, han dicho políticos, economistas y periodistas españoles. Aún no he visto a nadie decir que Chile debería privatizar la industria del cobre, principal fuente de divisas del país. La misma que nacionalizó Allende. La misma que ni la Escuela de Chicago consiguió convencer a Pinochet de que se privatizara. La misma que los muy moderados gobiernos de la democracia chilena han pensado en dejar en manos privadas.
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(*) Me recuerdan que la historia de los préstamos al Grupo Eskenazi es aún mejor que lo que he contado. No son los bancos los que le prestan el dinero para que compre las acciones de Repsol. Es la propia Repsol, con el pleno conocimiento del Gobierno argentino, quien lo hace. Por tanto, los Eskenazi están obligados a utilizar el dividendo para devolverlos y por tanto la empresa está obligada a destinar la mayor parte de sus beneficios al dividendo. El círculo perfecto de la trampa, repito, con el conocimiento de los Kirchner.
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(*): Con algo de retraso, leo las cifras de los créditos del Grupo Eskenazi. Debe 1.542 millones a Repsol y 1.000 millones a la banca por los préstamos concedidos para pagar la compra de acciones de YPF. Hasta ahora, Eskenazi sólo ha pagado intereses (con los dividendos de YPF) y nada del capital.
Algunos confunden los precios altos de la soja y las políticas monetarias hiperexpansivas (jocosamente llamadas «ajustes keynesianos») del gobierno argentino, con contribuciones reales y sostenibles de la política económica al crecimiento del país…
Por otra parte, sobre el brillante analista de Keynes Kicillof… ¿alguien puede referirnos cuáles son sus publicaciones internacionales sobre este tema? En journals reconocidos y sujetos a revisión profesional, evitemos revistillas académicas locales. Gracias por anticipado,
economista dijo:
19 abril 2012 en 23:06
«Y añado, como economista me indigna que se hable de ese sujeto como miembro de nuestro colectivo, es simplemente un demogogo populista-bolivariano-montonero que estudió económicas…. Economista? No, los economistas somos otra cosa, aunque últimamente se nos culpe de (casi) todo.»
Anda ya, argentino disfrazado!!!