Donald Trump en Saturday Night Live es una etapa completamente normal en su campaña presidencial. Con otros candidatos, quedaría un poco raro, aunque por otro lado tampoco es el primer político que pasa por un programa clásico de televisión que, como casi todas las cosas en esta vida que duran mucho tiempo, conoció tiempos mejores.
Por lo que cuentan, lo peor que se puede decir del programa de SNL presentado por Trump es que el humor fue escaso y no muy bueno. Incluso aburrido. Algunos han sugerido que los guionistas se declararon en huelga. Lo cierto es que cuando se invita a un famoso a SNL, los guionistas proponen decenas de escenas y es el invitado el que elige las que está dispuesto a rodar.
Al final, lo que más se sale de lo obvio, y por tanto es divertido, es ver a Larry David gritar a Trump «eres un racista». Cuando David se explica y dice «me enteré de que si decía eso, me pagarían 5.000 dólares» (es cierto, un grupo hizo esa oferta), Trump responde: «Como empresario, respeto eso».
Larry David, haciéndose pasar por el candidato demócrata Bernie Sanders, es mucho más divertido, lo que tampoco es una sorpresa.
Una escena en la que Trump sólo figura con tuits insultantes sobre los actores tampoco funcionó muy bien.
Ah, y también bailó (como lo había hecho Sanders).
Because of course. #SNL https://t.co/jBMU1W7MJm
— Saturday Night Live (@nbcsnl) noviembre 8, 2015
En un sketch del final aparecen dos antiguas prostitutas hablando de sus planes de dedicarse al porno político centrado en los payasos (el New York Daily News puso a Trump hace tiempo en portada vestido de payaso). Trump sale después para decir que no aprueba esa parte, pero le pregunta a una de las actrices: «¿No tenías antes el pelo negro?». Sí, le responde. «Eso me parecía».
Aparecer en un programa como SNL o algunos comentarios en entrevistas forma parte del rito de las campañas presidenciales. El candidato debe demostrar que tiene sentido del humor, lo que significa ser capaz de reírse de uno mismo. En los últimos tiempos, hemos visto a Soraya Sáenz de Santamaría bailar en un plató, a Pablo Iglesias responder a preguntas de Trancas y Barrancas y, dentro de un tiempo, a Albert Rivera en un coche de rally dándose una castaña.
Hay periodistas y fauna similar que creen que eso es frivolizar la política y convertirla en una forma de espectáculo banal. Son los mismos que dan menos importancia a que los candidatos no cumplan las promesas que hacen en campaña.
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23.15
Quizá el programa no haya sido muy bueno, pero un éxito de audiencia desde luego. Ha sido el récord de la temporada y el SNL más visto desde 2012. El dato definitivo de audiencia no se conoce, pero podría estar cerca de los 10 millones de espectadores.