James Harris Jackson, un exmilitar de 28 años, odiaba a los negros y quería demostrarlo con un asesinato. El viernes de la semana pasada, se subió a un autobús en Baltimore para hacer un viaje de 300 kilómetros hasta Nueva York. ¿Por qué tan lejos? A los policías que le interrogaron les dijo que esa ciudad es «la capital del mundo para los medios de comunicación». «Quería que fuera como una gran declaración pública», explicó William Aubry, jefe de detectives de la Policía de Nueva York en Manhattan.
En la noche del lunes eligió a su víctima en el cruce de la 36 con la Novena Avenida. Fue una decisión aleatoria. Tres manzanas antes, se había fijado en otra persona. A las 23.30, vio a Timothy Caughman, un hombre de raza negra de 66 años, y le clavó una espada con una hoja de 45 centímetros. La espada entró por el pecho por encima del corazón y salió por la espalda. La víctima pudo andar dos manzanas hasta llegar a una comisaría cercana. En el hospital no pudieron salvarle.
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