En unos pocos días, el régimen egipcio ha cerrado las pocas incógnitas que había sobre el futuro del país. No es que hubiera muchas. El proceso iniciado por el golpe de Estado sólo podía concluir con el control absoluto del poder por parte del Ejército. Sólo quedaba la duda, en realidad muy pequeña, sobre la identidad del jefe de Estado. ¿Preferiría el general Sisi continuar al frente de las Fuerzas Armadas y dejar la presidencia a algún civil, quizá un juez, que se ocupara de la engorrosa tarea de coordinar a los ministros?
Podía ocurrir algo así, pero lo más probable es que toda esa exaltación del papel central de los militares en la salvación del país y el culto a la personalidad centrado en la figura de Sisi tuviera el final lógico. Como en los viejos tiempos de las dictaduras latinoamericanas, el jefe del Ejército asumiría el «sacrificio» de convertirse en líder máximo siempre, desde luego, que el pueblo se lo pida.
El último capítulo, menos importante, era la aprobación de la Constitución en referéndum. Al estar ilegalizada la principal fuerza de oposición, los Hermanos Musulmanes, no se podía esperar una contestación significativa en la calle. Pero ni siquiera en eso han querido correr riesgos. No había ninguna razón para disimular. Los pocos que se han atrevido a hacer campaña por el no han recibido el mensaje correspondiente en forma de amenazas y detenciones. Por eso, el partido que fundó el excandidato presidencial Abdul Futú, decidió el lunes que no tenía sentido continuar con la ficción de un referéndum cuando sus militantes eran detenidos por hacer campaña en la calle por el ‘no’.
No hay interventores de la oposición, por el pequeño detalle de que sobre el terreno ya no existe la oposición, que puedan denunciar intentos de fraude.
Como por arte de magia, ciertas ideas que en su momento preocupaban con razón a muchos egipcios ahora dejan de tener importancia. La más obvia, la mezcla de religión y política en beneficio de algunos partidos, en especial los islamistas. Las tornas han cambiado. El gran mufti ha decretado que boicotear el referéndum es un pecado que no podía cometer un buen musulmán. El patriarca de los cristianos coptos ha pedido a sus feligreses que voten a favor de la Constitución. La religión es un recurso más para legitimar al régimen. La Constitución que se vota continúan considerando a la sharia como fuente inspiradora de la legislación. Pero esta vez los coptos no están preocupados.
En la imagen de arriba, se ve la portada de un periódico que tampoco tiene que disimular. La foto para el general Sisi y otros uniformados. El titular dice que «el Estado se movilizar» para la aprobación del referéndum, con el doble sentido de la cita electoral como un cruce al otro lado, un desembarco, en una velada referencia a la guerra de 1973 cuando las tropas egipcias iniciaron las hostilidades entrando en el Sinaí.
Muchos egipcios han votado sinceramente y sin presiones a favor de esta Constitución y confían en que el general Sisi asuma todo el poder. Relacionan el año de Gobierno islamista y la crisis de los últimos meses con la inestabilidad, la violencia y la pobreza. Podemos considerarlos unos ingenuos o hacer cábalas sobre su escasa cultura democrática, lo que no es muy extraño dado que han sufrido décadas de gobiernos controlados de una manera u otra por los militares, además de un último año de convulsiones e incertidumbres. Sencillamente, no creen tener muchas opciones más.
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El Ejército egipcio tiene planes a largo plazo para Gaza que pasan por hacer todo lo posible para acabar con el Gobierno de Hamás, según Reuters. No creo que se trate de un plan secreto para favorecer a EEUU o Israel. Cuando estás decidido a asumir todo el poder, eso incluye también tus fronteras o lo que pasa al otro lado.
«Gaza es la siguiente», dice un alto mando de las fuerzas de seguridad. «No podemos liberarnos del terrorismo de los Hermanos en Egipto sin acabar con él en Gaza, donde está al otro lado de nuestra frontera». ¿Cuándo? No de inmediato, dicen. Será algo que se producirá a lo largo de años, una progresiva desestabilización.
No podrán hacer nada sin aliados en Gaza y Hamás se ocupará de que les resulte muy difícil. Mubarak ya colaboró con el intentó fracasado de Fatah de hacerse con todo el poder por la fuerza, que sólo sirvió para que Hamás expulsara de Gaza a sus rivales.
Corrección: Inicialmente, escribí por error que la jornada electoral no se prolongaría hoy. Falso. Lo que no se hará será habilitar el jueves para votar, que era una opción con la que contaban las autoridades.
Pues así es, nada que apostillar. Una gran cagada de la izquierda todo el asunto, por otro lado tampoco tenían muchas opciones. Ahora menos aún.
Bueno sí, los milicos dependen de las subvenciones saudíes ahora (sobre todo porque las relaciones con EEUU están en su mínimo histórico, y bajando a toda velocidad), pero yo diría que esto también es inestable. No porque Arabia vaya a cortar el grifo, sino porque todo es inestable.
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Bueno, pues no se que se pretende demostrar aquí. Estas elecciones para la Constitución son tan «golpistas» o tan «democráticas» como las que llevaron a Mursi al poder, o como las que aprobaron su Constitución. Los patrocinadores son los mismos en los dos casos: el ejército. Y con la misma represión de los opositores.