En dos ocasiones diferentes (segundo 10 y 30), se puede apreciar los efectos del ataque de un avión ruso con bombas de racimo sobre la localidad de Haritan, justo al norte de Alepo. Las imágenes son de este lunes, mientras que estas son del domingo en la misma ciudad. Los rusos continúan sus bombardeos en la zona norte de Siria, convencidos de que la situación de Alepo es la tecla que hay que seguir pulsando para dejar claro que la guerra ha girado en favor de los intereses del Gobierno de Damasco.
¿En qué situación deja eso al acuerdo de EEUU, Rusia y Europa para promover en un corto espacio de tiempo un cese de hostilidades? En la misma de antes, el acuerdo de Múnich es uno de los momentos de unas negociaciones internacionales en los que los gobiernos implicados deciden regalarse unos titulares con los que congratularse y destacar las ventajas de la diplomacia. No es que estén equivocados en este último punto. Lo que ocurre es que sus decisiones tienen poco que ver con lo que ocurre sobre el terreno.
En otro ataque en la provincia de Idlib, aviones rusos o sirios han destruido un centro sanitario apoyada por Médicos sin Fronteras, que contaba con 30 camas y atendía a una población de 40.000 personas.
El acuerdo de las negociaciones excluía a ISIS, pero también al Frente Al Nusra, aliado de Al Qaeda. El problema para otros grupos insurgentes, incluidos los que resisten en Alepo, es que colaboran con Al Nusra allí y en otras zonas del país por ser en muchos casos la fuerza indispensable en cualquier ofensiva contra el Ejército. Sin Al Nusra no podrían haber tomado la provincia de Idlib hace unos meses, y con Al Nusra ofrecen a Rusia la pantalla perfecta para acabar con todos ellos.
En los últimos días, Turquía ha aumentado su intervención en el conflicto con varios ataques aéreos sobre objetivos de YPG, las milicias kurdas del norte de Siria que reciben el apoyo del PKK kurdo (de Turquía). Ahora tenemos aquí una curiosa paradoja. Turquía, aliada de EEUU, está atacando al único grupo sirio que ha resultado decisivo a la hora de detener la expansión de ISIS en el norte, y que además recibe ayuda de Washington.
Merkel dice ahora que estaría a favor de algún tipo de zona de exclusión aérea en Siria. Demasiado tarde para eso cuando los aviones rusos son los que controlan los cielos del país. Los turcos llevan mucho tiempo pidiéndola porque sería la mejor forma de debilitar al Gobierno en la guerra. Por las mismas razones, no es algo que Moscú pueda aceptar.
En esas condiciones, ¿cómo puede funcionar la diplomacia cuando las prioridades de los actores que intervienen en las negociaciones (EEUU, Rusia, Turquía, Arabia Saudí y Siria, entre muchos otros) son tan diferentes?