Hay un consejo que deberían tener en cuenta todos los políticos, en especial tras ver lo que le ha ocurrido al diputado laborista Tom Watson. No dejes que tu becario (los diputados británicos pueden contratar asistentes) tenga acceso a tu cuenta de Twitter. Aunque no sea becario, aunque sea una persona de la máxima confianza, aunque no tengas tiempo para actualizar la cuenta y sea más cómodo encargárselo a otra persona. Más tarde o más temprano, cometerá un error, se equivocará de cuenta y el que hace el ridículo eres tú.
Nadie se salva. Watson es un ávido tuitero y muy buen conocedor de casi cualquier cosa relacionada con Internet. La gente pensará que estas cosas les pasan a los políticos que ponen 12345 como contraseña. No, esto le puede pasar a cualquiera.
Watson dice en el último mensaje que se ocupará del asunto «offline». Supongo que no va a contar en Twitter cómo descuartiza a la becaria. Una lástima.
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17.30
Tras una gran movilización en Twitter –el hashtag es #savetheintern–, Watson ha dicho que la becaria, una estudiante de 21 años, no será despedida. La chica no tenía autorización para utilizar la cuenta de Watson, pero lo que parece indudable es que la contraseña estaba disponible en la oficina del diputado.
23.00
Tom Watson lo cuenta todo en su web, y no se deja nada. De entrada, frente a los que lo dudan en Twitter, dice que la becaria tiene un sueldo por encima del salario mínimo. Muchos diputados no pagan nada a sus becarios. En su caso, no se trata de que encargara a otras personas que escribieran en su nombre en la cuenta de Twitter. Todo lo que aparece ahí es suyo. Y sobre cómo pudieron aparecer esos mensajes, una explicación muy sencilla. Se le olvidó salir de la página y la dejó con su contraseña.
Haya descuartizamiento o no, al menos tiene la decencia de reconocer el equivoco. Me sé de un partido político que ante una situación parecida le echó la culpa a un malvado hacker que no tenía nada mejor que hacer que reventar una cuenta para dejar razonables e inteligentes reflexiones.