La televisión es, o puede ser, un arma de destrucción masiva por su impacto social y las necesidades que crea en sus destinatarios. Como medio informativo, tiene sus limitaciones. Como medio de entretenimiento, sus posibilidades son inagotables. Operación Palace fue un triple salto mortal de Jordi Évole y de su equipo sobre un cable muy fino ante cinco millones de personas. El castañazo fue doloroso de ver.
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Lo comencé a ver unos 5/10 minutos antes del final, por lo tanto no puedo opinar. Pero por lo que dicen parece que sólo faltó Coco, el vidente de anda ya!! 🙂
Acaso ¿No es cierto, aquello de que: los políticos cuentan siempre mentiras para esconder la verdad, y, los escritores escriben mentiras para poder adivinar la verdad?
¿»Castañazo» significa tener un enorme éxito de audiencia y 48 horas hablando de su programa sin parar en todos los medios y redes sociales? Y mira que a mí no me gustó y lo quité enseguida, pero castañazos como ése quisiera tener yo todos los meses.
¿Castañazo? Yo creo que los únicos que se pegaron el castañazo fueron los berdadero hizquierdistas, que esfervescían creyendo que su conspiranoia sobre el 23F se estaba confirmando, y claro, cuando se dieron cuenta de que todo era ficción su decepción les llevó a la indignación por no oír lo que querían. Qué Carrillo y los sociatas lo habían organizado todo junto con el bonachón… pues no, tendrán que seguir esperando.
A mi me encantó ver una vez más cómo la televisión miente. Hasta la gente más preparada se lo creyó. Es una lección que tenemos que saber interpretar.
Con éstas mentiras es cómo los partidos ganan las elecciones en cualquier país. Son las mismas mentiras que justifican las invasiones de los paises con los impuestos de los ciudadanos. Son las mentiras que en latinoamérica están poco a poco consiguiendo el golpe de estado, pues solo con las armas a veces no funciona.
Sobre el 23F Jordi al menos consiguió que el país entero recordase (o supiese) que no se sabe nada, y que no se sabe nada porque es un secreto de estado.
No creo que fuese un castañazo lo de Jordi, el castañazo fue el que nos llevamos todos los espectadores que nos creíamos inmunes, y que no queremos reconocer que fuimos (una vez más) manipulados.
Pues a mí me pareció genial. Este tipo de «castañazos» son los que nos hacen ejercitar el músculo del pensamiento crítico, que en general tenemos bastante atrofiado. Después de que nos la cuelen con esto, seguro que la próxima película que nos cuenten no nos la vamos a creer tan rápidamente, y nos lo pensaremos más.
Como dijo Évole después, historias de fantasía como esa nos las están colando casi a diario. La diferencia es que no sale nadie al final diciendo que era mentira.