El incendio del 23 de febrero provocado en los camiones en los que la oposición venezolana pretendía pasar comida al país desde territorio colombiano fue utilizado desde el primer momento por Juan Guaidó y la Administración de Donald Trump como otro ejemplo de la necesidad de acabar con el Gobierno de Nicolás Maduro. Cuatro camiones estaban situados frente a la valla colocada en el puente por la policía venezolana. Al otro lado, los antidisturbios arrojaron gases lacrimógenos contra los manifestantes que acompañaban a los camiones. El Gobierno colombiano difundió un vídeo con el que pretendía sustentar la acusación de que la policía había prendido fuego a los vehículos.
La crispación extrema de la política venezolana ha contaminado casi toda la información que procede de ese país. Los medios de comunicación públicos ofrecen la visión del Gobierno. Los medios privados, la de la oposición. Es frecuente que desde ambos lados se ofrezca información falsa o manipulada. Las posibilidades de contrastarla en tiempo real son reducidas. Pero a veces hay imágenes que tardan mucho tiempo en aparecer o que, si han aparecido antes, son ignoradas.
En muchos casos, como sucedió en ese puente fronterizo, la única posibilidad es dar las dos versiones, una solución periodística como mínimo insuficiente. Al menos, para el lector. Algunos medios, en especial CNN en EEUU, informaron directamente de que la policía había prendido fuego a los camiones para impedir su paso a Venezuela. Otros muchos siguieron esa tesis.
The New York Times ha publicado un artículo (con el vídeo que aparece más abajo) con imágenes procedentes de los 13 minutos anteriores al momento en que las llamas eran ya visibles y que el Gobierno colombiano prefirió no difundir (hay que suponer que grabaron el incidente desde mucho antes de que se produjera el incendio).
Las imágenes muestran a uno de los manifestantes partidarios de la oposición lanzando un cóctel molotov desde el lado colombiano. Se aprecia que la mecha, el trapo empapado de gasolina y encajado en la botella, se separa y cae sobre el camión del que momentos más tarde salen las llamas.
Varios de los mensajes de los políticos norteamericanos –el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton– destacaban que el fuego había acabado con alimentos y medicinas destinados a ayudar al pueblo venezolano. No había ninguna medicina en su interior, según ha comprobado el NYT. Además de comida, había material sanitario, como mascarillas, guantes y jeringuillas.
Masked thugs, civilians killed by live rounds, and the burning of trucks carrying badly-needed food and medicine. This has been Maduro’s response to peaceful efforts to help Venezuelans. Countries that still recognize Maduro should take note of what they are endorsing. pic.twitter.com/KlSebd2M5a
— John Bolton (@AmbJohnBolton) 23 de febrero de 2019
Como es de suponer que EEUU sabía qué material estaba enviando a Colombia para que llegara a Venezuela, la inclusión del término ‘medicinas’ era sólo otra mentira más.
La entrega de ayuda humanitaria, promovida por Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y autoproclamado presidente del país, formaba parte de la estrategia de la oposición para forzar un golpe de Estado de los militares contra el Gobierno de Maduro. Aceptar la llegada de esa ayuda suponía en la práctica admitir que Guaidó ostentaba algún tipo de poder como presidente. Negarse a recibirla podría haber causado fisuras en el apoyo de los militares al Gobierno, lo que no ocurrió.
Glenn Greenwald escribe que la información aportada por el NYT es valiosa, pero ya conocida. Esas imágenes fueron difundidas por Max Blumenthal y la página web que dirige, Grayzone, el día después de los hechos. Es el mismo vídeo en el que se ve a un manifestante arrojar el cóctel molotov. Además, ese mismo día 23 una cuenta de Bloomberg había ofrecido otro vídeo con manifestantes venezolanos preparando cócteles molotov en el lado colombiano de la frontera.
En Caracas, Cáritas Venezuela y el nuncio del Vaticano habían destacado antes del incidente de la frontera que se estaba intentado utilizar la ayuda que tanto necesita el país como una estratagema para conseguir apoyo político, es decir, para provocar lo que en EEUU llaman un «cambio de régimen».
Lo ocurrido en el puente con este fuego revela hasta qué punto el Gobierno de Trump esperaba rentabilizar en su favor cualquier incidente que se produjera. Una estrategia de desinformación basada en la ayuda humanitaria que se ha utilizado en muchas ocasiones en Latinoamérica en el pasado y que está a la altura de la reputación de Elliot Abrams, nombrado para dirigir las operaciones de Washington sobre Venezuela.