El manual electoral de Cambridge Analytica: manipulación, trucos sucios y chicas guapas

Channel 4 ha ofrecido en la noche del lunes el desenlace más adecuado para continuar las informaciones de los últimos días sobre la empresa Cambridge Analytica y sus relaciones con Facebook. Un reportaje de cerca de 20 minutos realizado con cámara oculta en su casi totalidad muestra conversaciones de los dos principales responsables de la compañía, Alexander Nix y Mark Turnbull, en las que estos explican sin problemas a unos clientes potenciales por qué son la alternativa perfecta para conseguir que en unas elecciones, en este caso en Sri Lanka, gane el candidato correcto.

Gracias a esos diálogos donde vemos a los jefes de CA vender con seguridad y un punto de arrogancia las virtudes de su trabajo, descubrimos que su especialidad va más allá de los algoritmos y la información que los usuarios de redes sociales vuelcan en plataformas como Facebook. La suya es una empresa integral en el negocio de ganar elecciones que no desdeña las tareas digamos tradicionales con las que se han manipulado elecciones por todo el mundo durante décadas. Difundir rumores y noticias falsas, contratar a antiguos agentes de inteligencia para sacar trapos sucios de los partidos rivales e incluso utilizar chicas guapas para conseguir situaciones comprometidas.

El equipo de Channel 4 se hace pasar por representantes de una persona con mucho dinero de Sri Lanka que pretende que gane su partido. En su primera cita se ven con Mark Turnbull, director general de CA, y Alex Tayler, ‘chief data officer’. Ahí se habla mucho de la parte del negocio que ha hecho famosa a la empresa por su intervención en la campaña de Donald Trump. Hay que conocer las esperanzas y los miedos de los votantes, incluidos aquello «de lo que no se habla», los que son casi «inconscientes». «No es bueno luchar en las campañas electorales basándose en los hechos, porque en realidad todo tiene que ver con las emociones», aconseja Turnbull.

Pero también hay espacio para asuntos más confidenciales. Les preguntan sobre información de inteligencia: «Tenemos relaciones y acuerdos con organizaciones especializadas que hacen ese tipo de trabajo». En futuras reuniones, concretarán mucho más. Queda clara su experiencia por todo el mundo. Afirman que han trabajado en África, México, Argentina, India y la República Checa, y que próximamente lo harán en Brasil (donde deben celebrarse elecciones presidenciales y legislativas en octubre de 2018), Australia y China (en el caso de China, no en el tema electoral, obviamente),

El reportaje recuerda lo que pasó en Kenia, donde Cambridge Analytica trabajó en secreto para el presidente Uhuru Kenyatta. La campaña de 2017 estuvo marcada por la desinformación y los trucos sucios, incluidos vídeos de tono «apocalíptico» sobre una posible victoria de la oposición. Kenyatta ganó esas elecciones, anuladas después por el Tribunal Supremo, que ordenó su repetición. El presidente consiguió otra vez la victoria, esta vez en buena medida a causa del boicot de la oposición. Fue un espectáculo político deplorable para Kenia y un gran éxito para CA.

Los responsables de la empresa comunican que ellos no se limitan a asesorar. Dirigieron las campañas de Kenia de 2013 y 2017, cuentan, escribieron el programa electoral del partido en el poder, hicieron dos sondeos con una muestra de 50.000 personas y escribieron los discursos: «Lo diseñamos todo».

En la siguiente reunión, van un poco más lejos. Sobre la posibilidad de conseguir información negativa sobre los rivales, tienen recursos suficientes. «Conozco gente que trabajó para el MI5 y MI6 (los servicios de inteligencia británicos). Ahora trabajan para organizaciones privadas Encontrarán todos los esqueletos en su armario (del partido rival) y de forma discreta os entregarán un informe», explica Turnbull.

Un dato más que deben conocer sus interlocutores. «Quizá tengamos que firmar el contrato con un nombre diferente (no el de CA) para que no exista ningún rastro escrito con nuestro nombre».

No es el momento de enseñar todas las cartas. Turnbull alega que no están en «el negocio de las noticias falsas, las mentiras y las trampas». «No enviaríamos a una chica guapa a seducir a un político y grabarle en el dormitorio». Quizá no convenga asustar tan pronto al cliente. Todo tiene su ritmo.

Hay una reunión final y en ese momento ya no es necesario disimular. Asiste también el máximo responsable de Cambridge Analytica, Alexander Nix, del que ya conocemos, gracias al testimonio de Christopher Wylie, su participación decisiva en la fundación de la compañía, su colaboración con la campaña de Trump y su utilización de los recursos conseguidos gracias a Facebook y vulnerando la privacidad de los usuarios.

Nix va al grano, como se puede ver en el reportaje. Básicamente, está garantizando la victoria electoral con todos los medios que sean necesarios. «Hay que asegurarse de que haya un vídeo. Estas tácticas son muy efectivas. Tener pruebas de corrupción de inmediato con un vídeo y luego ponerlo en internet». ¿Quién se ocuparía de eso?, le preguntan. «Alguien a quien conocemos», es la respuesta (más tarde dirá que subcontratan esos servicios a empresas británicas o israelíes, como ya hicieron en un país de Europa del Este).

El ejemplo que da consiste en enviar a alguien que se haga pasar por un rico empresario (a los británicos les encanta hacer chistes en estas situaciones y Turnbull suelta: «Soy un maestro de los disfraces»). «Ofrecerá una gran cantidad de dinero al candidato para financiar su campaña a cambio de tierras por ejemplo».

Un intento de soborno a un candidato es un delito en Reino Unido y EEUU, dos países en los que CA cuenta con sedes, además de en los países en cuyas campañas ha trabajado la empresa.

Nix está lanzado. «Enviaremos a algunas chicas a la casa del candidato». «Es sólo una idea, podemos enviar a unas ucranianas que estén de vacaciones. Ya sabe a qué me refiero». Sus interlocutores se ríen. Ya saben a qué se refiere y les encanta que lo haya dicho mientras se está grabando la conversación.

También tiene en mente la posibilidad de que algo salga mal, que el candidato rival no coja el dinero o que las chicas no consigan su objetivo. El objetivo no es conseguir pruebas irrefutables. «Suena un poco terrible decirlo, pero estas cosas no tienen que ser ciertas en la medida en que la gente se las crea».

Se trata de jugar sucio, de hacer ver a los votantes que la oposición es tan corrupta como los que están en el poder. Ya habían dicho que en una campaña las «emociones» son más importantes que los hechos.

«Sólo le estoy dando algunos ejemplos de lo que puede hacerse. Lo que se ha hecho».

De lo que se ha hecho. Cambridge Analytica lleva en el negocio el tiempo suficiente como para ofrecer resultados palpables en la manipulación de las urnas y de la voluntad de los votantes. Si algo sale mal y todo acaba en descrédito de la democracia o en violencia, el Gobierno del país donde CA tiene su sede principal siempre podrá decir que está «profundamente preocupado» por los acontecimientos y pedirá «contención» a las partes enfrentadas. Para entonces, Cambridge Analytica ya habrá cobrado sus honorarios.

14.00
Un reportero de Channel 4 ha preguntado a Alexander Nix sobre las revelaciones conocidas gracias al programa de ayer. Su respuesta: «Las apariencias pueden ser engañosas».

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