Hace mucho tiempo, un vicepresidente del Gobierno llamado Alfonso Guerra compareció en el Parlamento para dar explicaciones sobre el presunto trato de favor concedido por la Administración a su hermano Juan. Una viñeta de Gallego & Rey resumió perfectamente la situación con dos dibujos. En el primero, Guerra subía la escalinata del Congreso desnudo y tapándose las vergüenzas. En el segundo, salía todo ufano llevando puestos varios pantalones, abrigos y sombreros, hurtados a los diputados que le habían escuchado.
Había entrado como sospechoso de corrupción, pero había enfangado tanto el terreno y acusado de tantas cosas a sus acusadores que las tornas se habían cambiado, según la mirada sarcástica, pero para nada equivocada, de los humoristas. La táctica del ventilador, que se dice en estos casos.
Continúa en eldiario.es