Son los líderes que asistieron al 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Moscú. La foto le pilla al presidente egipcio Sisi a la izquierda en tercera fila. Eso es algo que no se puede permitir.
Para la portada de Al-Ahram (el periódico propiedad del Estado y el de mayor difusión en Egipto), hay una solución muy sencilla. Se recorta un Sisi de otra foto y se coloca en primera fila. Y si hay que tapar a Putin, no es problema.
[Nota: Como ocurre a veces, la imagen era tan buena que era falsa, una broma que ha circulado en Egipto para denunciar la adulación constante a Sisi en los medios egipcios y recordar la vieja costumbre de Al-Ahram de recurrir al photoshop con Mubarak. Pero esta vez no era cierta. Lamento el error.]
Qué se puede esperar de un país en el que las autoridades del Ministerio de Educación en el distrito de Giza no sólo tienen un índice de libros prohibidos, sino que se procede a prenderles fuego en un acto público, previa convocatoria a los periodistas porque están muy orgullosos de la iniciativa. Y qué mejor sitio que el patio de un colegio.
El rey y el Gobierno español recibieron hace unos días encantados a Sisi en Madrid porque no hay nada como quemar libros para luchar contra «el extremismo, la exclusión y el odio».