Las personas acostumbradas a escuchar a Rajoy piensan que la derecha es aburrida. No conocen a los republicanos de EEUU, cuya capacidad de provocar situaciones cómicas se multiplica de forma exponencial en época electoral. Lo que quiere decir casi siempre en ese país.
Antes de ver el vídeo, conviene saber que Donald Trump dio en público el número del móvil del senador Lindsay Graham para vengarse de sus críticas. Ambos son dos de los 16 candidatos republicanos a la presidencia que participan en las primarias.
Todo empezó cuando hace unos días Trump dijo en un acto público junto a otros candidatos que el hecho de que el senador John McCain pasara cinco años encarcelado en condiciones durísimas en una prisión de Vietnam en la guerra no era nada del otro mundo: «No es un héroe de guerra. Es un héroe de guerra porque le capturaron. Me gusta la gente a la que no le capturan» (recibió una gran ovación de la audiencia).
El razonamiento es de una estupidez infinita, pero es el tipo de comentarios que se esperan de este multimillonario de ideas reaccionarias, pero que en realidad no tiene más ideología que su propio ego. Y está el pequeño detalle de que mientras McCain estaba encarcelado, Trump disfrutaba de la buena vida en su país gracias a prórrogas por estudios y razones médicas que no están del todo claras. En una guerra en la que la mayoría de los soldados eran negros y blancos de clase baja, un tipo como Trump tenía todas las posibilidades del mundo de librarse del reclutamiento, y no cabe duda de que las aprovechó.
Trump había irrumpido antes en la campaña con ataques xenófobos contra los inmigrantes de origen mexicano («Traen drogas, traen crimen. Son unos violadores y algunos, supongo, son buena gente»). Cualquier politólogo imberbe sabe allí que los republicanos necesitan no presentarse como enemigos declarados de la población latina para mejorar sus expectativas en unas elecciones presidenciales, pero da igual. Ante tal insulto, los otros candidatos no reaccionaron con críticas duras. No fueran a pensar sus votantes que ellos estaban a favor de los inmigrantes sin papeles.
Las primarias republicanas son esa contienda política en la que Genghis Khan tendría pocas posibilidades de salir elegido por ser demasiado moderado.
¿Qué paso después de la aparición de Trump en la campaña diciendo estas barbaridades y enfrentándose a políticos muy experimentados?
.@realDonaldTrump leads 2016 GOP field in new poll pic.twitter.com/WsRWK2QbuR
— Morning Joe (@Morning_Joe) July 17, 2015
Ningún medio de comunicación ni político republicano le daba muchas opciones a alguien que nunca ha tenido un cargo político electo. Pero eso no importa en las primarias de ese partido.
Por otro lado, nunca conviene prestar mucha atención a una sola encuesta. En realidad, la experiencia nos dice que todos los sondeos que se publican ahora casi seis meses antes del inicio de las primarias tienen un valor muy reducido. Por comparar, después del verano de 2008, estaba claro quiénes iban a ser los candidatos de ambos partidos. A saber, Hillary Clinton y Rudolph Giuliani. El resto es historia.
Luego vino la frase sobre McCain y todo cambió. Los demás candidatos republicanos se lanzaron sobre Trump, y también los medios de comunicación conservadores. No era sólo que estuvieran escandalizados. También vieron que era la oportunidad perfecta para deshacerse de alguien que sólo podía perjudicarles. En primer lugar, arrebatándoles votos conservadores que algunos de ellos necesitan. En segundo, convirtiendo las primarias en un reality vergonzante. ¿Y qué ocurrió?
JUST IN: ABC/WP Poll. The Front Runner – @realDonaldTrump Trump 24 Walker 13 Bush 12 Huck 8 Rubio 7 Paul 6 Poll taken Thu-Sun (1/2)
— Jonathan Karl (@jonkarl) July 20, 2015
Sí, Trump aumentó su ventaja en otra encuesta hasta una cifra no alcanzada este año por ninguno de sus rivales.
Las primarias republicanas se han convertido en el típico foro de Internet. Quien marca los términos del debate es el troll, y Trump ya ha sido definido como la quintaesencia del troll. Cuanto más se metan con él, con más fuerza contraatacará. Dominará el debate, atraerá el apoyo de los votantes republicanos más pirados –y hay muchos de esos– y llenará páginas de periódicos y minutos de televisión. Los medios no van a resistir la tentación. Cuanto más barro haya, más espacio le dedicarán a la campaña mucho tiempo antes de que empiece de verdad.
Los debates son el primer espectáculo en directo de la contienda. Ante tal abundancia de candidatos, las normas pactadas indican que sólo los diez primeros en los sondeos podrán participar en el primero, que Fox News emitirá el 5 de agosto. De momento, Trump tiene la plaza asegurada.
Qué razón tiene el director de la campaña del senador Graham: «Las dos personas más encantadas con la candidatura de Trump son Barack Obama y Hillary Clinton. A causa de la ridícula campaña de Trump, no estamos hablando del horrible acuerdo de Obama con Irán y de los planes de Clinton de continuar con la fracasada política de seguridad nacional de Obama».
¿Pero quién quiere hablar de política cuando puedes presenciar en directo un reality deplorable repleto de risas y bromas de mal gusto?