Por pura supervivencia mental o porque ya carecen de valores, muchos líderes del mundo político, económico o cultural terminan negando todo lo que fueron y todas las ideas que fueron suyas. Sostienen la ficción de que ellos no han cambiado, sólo las circunstancias, y claman que las críticas que reciben forman parte de una corriente de conspiraciones que se remontan a mucho tiempo atrás. En general, apelarán a la envidia para desdeñar cualquier crítica.
En el mundo periodístico no hay mejor ejemplo de todo esto que Juan Luis Cebrián. Primer director de El País, fue por tanto el primer responsable de su éxito periodístico y económico. Años después, fue el principal culpable del hundimiento económico de Prisa. En los últimos años, ha debido de ocuparse de conseguir nuevos accionistas para la empresa y de las relaciones con los bancos que se convirtieron en accionistas porque era imposible devolver los créditos recibidos. Cebrián continúa recibiendo una compensación económica multimillonaria, lo que ayuda a explicar por qué a los 71 años sigue en el puesto. La empresa es cada vez más pobre y él es cada vez más rico.