Escribí cuando Shaul Mofaz fue elegido líder de Kadima en las primarias que era una buena noticia para Netanyahu. No sabía hasta qué punto. En un giro que incluso en la política israelí se considera sorprendente (y allí las han visto de todos los colores), el primer ministro ha renunciado a la idea de convocar elecciones anticipadas en septiembre, que todo el mundo daba por hecha, para invitar a Kadima a que se una al Gobierno de coalición. Hay que recordar que el partido de Mofaz era el principal grupo de la oposición en el Parlamento.
También tengo que reconocer que Mofaz me engañó. Excusa típica: no fui el único. Tras ser elegido, el ex general negó que tuviera la menor intención de pactar con Netanyahu y dijo que haría una oposición dura y sin concesiones basada sobre todo en las políticas sociales.
Esa oposición ha durado nada. Mofaz será viceprimer ministro y formará parte del Gabinete de seguridad.
Las elecciones anticipadas beneficiaban claramente a Netanyahu. Todos los sondeos le daban al menos 30 escaños y la seguridad de que no tendría problemas para formar otro Gobierno de coalición. Las previsiones eran horribles para Kadima, que podía perder no menos de la mitad de sus escaños. Era previsible que los laboristas recuperaran la condición de primer partido de la oposición. El partido que acaba de formar el periodista televisivo Yair Lapid tenía buenas opciones de estrenarse en el Parlamento con un número significativo de escaños.
¿Por qué Netanyahu ha hecho este sacrificio? Se suele decir en Israel que el primer ministro se maneja bien en las distancias cortas de la táctica y, por el contrario, es un pésimo estratega. Este paso desmiente esa idea. En principio, se encuentra en una posición lo bastante sólida como para pensar que dentro de un año el Likud continuará gozando de la misma ventaja. Para lo que le interesa más, contar con Mofaz y los votos de Kadima le da más seguridad si decide lanzar un ataque sobre Irán.
Se ha dicho que este nuevo pacto aleja las posibilidades de un ataque al menos este año. En realidad, eso se podía decir ya antes porque el factor clave, aunque no definitivo, fue la postura de Obama de apostar de forma decidida por la presión diplomática y dar una oportunidad a las negociaciones con Irán.
En Haaretz, Amir Oren dice que ocurre todo lo contrario: el pacto hará más fácil tomar la decisión de atacar. Al final, se votará en el Gobierno y en el caso de que Mofaz esté en contra, es probable que quede en minoría. El día después del desencadenamiento de la ofensiva, el líder de Kadima será un buen soldado y no osará cuestionar en público las iniciativas bélicas de su jefe.
La finalmente frustrada convocatoria de elecciones anticipadas también se vio como un reconocimiento de que el ataque a Irán se retrasaría a 2012. En fin, sólo un detalle histórico: Begin ordenó bombardear la central nuclear iraquí de Osirak 23 días antes de las elecciones de junio de 1981.
Si Netanyahu se siente predestinado a acabar con el programa nuclear iraní, no habrá elecciones ni Gobierno de coalición que lo detenga.
—
‘La estrategia del perro loco. Israel, Irán y la bomba nuclear’: un análisis de 16.000 palabras sobre el programa nuclear iraní y el posible ataque israelí. Puedes comprarlo en Amazon.es. (1,96 euros).
Así que Mofaz, otro como Ehud Barak: palabra cero. Aquí tenemos un Rajoy, pero parece que allí no se salva ni dios.
Kadima, Likud… La misma mierda. En realidad Kadima es al Likud lo que UPyD al Psoe. A fin de cuentas todos son sionistas.
Pd/ ¿Que hay de Sharon? ¿Sigue siendo una masa de mortadela entubada? Que viva muchos años así, generando gastos y con la familia sin heredar.