En esta crisis amarga y llena de dolor, no cabe duda de que el personaje de Isabel Díaz Ayuso ofrece unas dosis de entretenimiento a los medios de comunicación que hay que agradecer. Claro que si pensamos que ella es la máxima responsable de la gestión de la sanidad madrileña y que en la Comunidad de Madrid han muerto 8.504 personas por la Covid-19 y que 41.159 han pasado por los hospitales, entonces la risa puede convertirse en una mueca de perplejidad. Dar espectáculo en política está bien, pero tampoco hay que pasarse.
Díaz Ayuso ha vuelto a sorprender a la audiencia por partida doble en las últimas 48 horas. Primero, anunciando que Madrid quiere estar ya en la fase 1 de la desescalada que se inicia el próximo lunes, cuando había dicho lo contrario unas horas antes. Después, a media tarde del jueves con la noticia de la dimisión de la directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, que es precisamente la persona que debía ocuparse de los informes técnicos con los que convencer al Ministerio de Sanidad de que Madrid puede dar ya un paso adelante, a pesar de haber sufrido el peor golpe de la pandemia en España.
Los dos hechos están relacionados. Fuentes no quería firmar los documentos que había que trasladar al Ministerio por estar en desacuerdo con la medida. Por eso, Madrid es la única comunidad que pretende pasar a la Fase 1 que no envió los informes técnicos antes de la fecha límite del miércoles y que tampoco los había entregado 24 horas después (al final, los envió pasadas las 22.00 de la noche). La acusación de improvisación que el PP lanza con frecuencia contra el Gobierno de Pedro Sánchez se ha vuelto en su contra y le ha dado en toda la cara.
La dimisión pone sobre la mesa un argumento difícil de rebatir. El Gobierno de Madrid quiere estar en la Fase 1 por razones políticas y económicas, no sanitarias o epidemiológicas.
A menos que la opinión del vicepresidente de Madrid, Ignacio Aguado («seguir confinados no mata al virus»), tenga alguna relación con conocimientos científicos.
Toda esta confusión sólo podía mejorar cuando Díaz Ayuso abriera la boca para justificar el cese o dimisión de una experta médica que ya ocupó el mismo puesto en el Gobierno de Cristina Cifuentes, por tanto alguien con quien el PP se encontraba cómodo para un puesto clave. La presidenta de Madrid vendió la idea de una supuesta «reorganización» de la Consejería en mitad de esta batalla con la que llega a Sanidad un nuevo viceconsejero que será Antonio Zapatero, el director del hospital de Ifema hasta su cierre.
«Hoy ha sido un día bueno», fue lo primero que dijo Díaz Ayuso en una entrevista en Cuatro (cómo deben de ser los malos). A las preguntas sobre la dimisión, sólo tenía una respuesta: Ifema, Ifema, Ifema. O en la expresión usada por ella, «este hospital milagro», a pesar de que la ciencia y la medicina no se ocupan de ese negociado asociado con la religión. Para destacar su carácter milagroso, pendiente de ratificación por la Iglesia, comentó que sólo se habían producido en él 16 fallecimientos.
¿Cómo se le queda la cara al personal médico de los otros hospitales de Madrid que vieron morir a tantas personas? En no muy buen estado. Quizá puedan recordar que la misión de Ifema era liberar de la presión a los demás centros sanitarios quedándose con los casos menos graves, que es lo que explica su bajo número de fallecidos. Fue levantado por el Gobierno de Madrid, el Ministerio de Sanidad y la UME, valiéndose de la experiencia logística del Ejército en poner en marcha instalaciones temporales.
El PP convirtió Ifema en su principal baza propagandística. Fue sin duda un gran éxito logístico –con graves problemas de suministro de material de protección en los primeros días– y también un plató perfecto para las cámaras de los medios de comunicación, que lógicamente no tuvieron el mismo acceso a los demás hospitales. Pablo Casado estuvo allí en su gira por los sitios que hacen cosas que tienen que ver con el coronavirus.
Ifema no es un zoológico de especies exóticas de visita obligada para políticos que van a allí a hacerse la foto. Así no. Un poco de respeto. pic.twitter.com/5E02cYe099
— Javier Casal (@Casal) April 16, 2020
Para el cierre de Ifema, Ayuso montó una gran fiesta con discursos en la que la distancia de seguridad se redujo a unos centímetros. La presidenta estaba tan eufórica que se subió a un puesto de venta de alimentos para que hubiera más fotos interesantes de la gala.
Ayuso se deshizo en elogios a Antonio Zapatero en la entrevista, «uno de los mayores expertos sobre el Covid». El doctor Zapatero era antes jefe de servicio de Medicina Interna del hospital de Fuenlabrada y profesor de Medicina en la Universidad Rey Juan Carlos. No es epidemiólogo ni tiene la experiencia de la doctora Fuentes en Salud Pública. Un informe del 9 de marzo firmado por ella y desvelado por El Confidencial confirmaba que era probablemente la persona con más conocimientos del alcance de la enfermedad en la Consejería de Sanidad. De hecho, dirigía el comité de expertos de la Comunidad que se formó en los últimos días de enero.
En la noche del jueves, alguien se dio prisa para bloquear el acceso al enlace donde aparecía el currículum de Fuentes en la web del Gobierno regional. En estos casos, no conviene dejar pistas.
Para Ayuso, Zapatero es Hipócrates, Galeno y Fleming en una sola persona. Con Fuentes ni siquiera habló el jueves, porque estaba «en una reunión con veinte personas» y, qué casualidad, ninguna de ellas era su directora de Salud Pública.
El personal de enfermería de Madrid cree que la entrada a la carrera en la Fase 1 es prematura y precipitada. «No entendemos estas prisas por pasar a la Fase 1, sobre todo desde el punto de vista sanitario», ha dicho un portavoz del sindicato Satse. «Nuestros hospitales, nuestras UCI todavía no se han recuperado del duro golpe que hemos recibido. Nuestra Atención Primaria todavía no está suficientemente dotada para hacer frente al seguimiento de casos y contactos de la Covid-19».
Lo mismo piensa el sindicato de funcionarios CSIF, que afirma que el Gobierno autonómico «ha sumido a la Atención Primaria en un estado de abandono previo con una significativa falta de recursos» y que el personal sanitario está «exhausto» y no puede afrontar ahora el riesgo de un rebrote de casos.
Díaz Ayuso no está cansada y eso es lo que importa. En realidad, no ha hecho más que empezar. Desgraciadamente para el personal médico, el espectáculo está garantizado.