Ángel Gabilondo es soso. Ángel Gabilondo es muy serio. Ángel Gabilondo es aburrido. Huye de las estridencias y vota a Gabilondo. No te asustará, pero tampoco te entusiasmará. Afronta la realidad. El PSOE ha decidido resignarse a la evidencia y montar su campaña de las elecciones de Madrid sobre lo que todo el mundo sabe. Si te duermes durante un discurso de su candidato, no te preocupes. Peor sería sufrir un subidón de adrenalina y acabar pegando gritos en el balcón. Ante todo, mucha calma.
‘Esto es lo que hay’ no es exactamente un discurso con el que motivar a los votantes en tiempos convulsos. Por otro lado, ese mismo Gabilondo encabezó la candidatura socialista que fue la más votada en las anteriores elecciones. Desde entonces, han pasado muchas cosas, pero la más relevante es que el exministro de Educación de 72 años ha realizado una labor gris de oposición al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. No porque no gritara mucho –ese no debería ser el requisito clave–, sino porque su discurso estaba repleto de generalidades y carecía de cualquier tipo de mordiente.
La auténtica líder de la oposición en la Asamblea fue Mónica García, de Más Madrid. Las intervenciones de Gabilondo eran momentos en que Díaz Ayuso podía bajar los decibelios y tomarse un descanso.
El PSOE ha decidido basar su arranque de campaña en su mayor debilidad, una táctica que sólo puede funcionar si coincide con lo que esperan sus votantes. El primer anuncio no sólo no esconde los defectos del candidato, sino que abre con ellos: «Soso, serio y formal». En el segundo plano, le maquillan la cara con suavidad, sin pasarse porque no tiene sentido buscar un milagro. Dos planos para mostrar cómo se ajusta el nudo de la corbata (parece que no valía con uno). Muy pronto, Gabilondo empieza defendiéndose. Eso de que le llaman soso. «Será porque no creo en la bronca. Porque cuando hay gritos, pido la palabra» (no suele ser suficiente para que te hagan caso). Sobre la pandemia y los graves problemas que acarrea, «no resumo mi programa en un tuit». No como esos jovenzuelos que están todo el día enganchados al móvil.
Antes de esperar a que otros digan que el candidato socialista no da la talla en estos momentos, se presenta a los que lo critican como estandartes de la crispación y la polarización más áspera.
En esta campaña en la que veremos a Isabel Díaz Ayuso y Pablo Iglesias golpeando la batería con todas sus fuerzas, el PSOE ofrece el relajante chill out de Gabilondo. Hay gente a la que esa música le pone muy nervioso, en especial en los ascensores, y ahora todos estamos muy crispados con la pandemia.
El vídeo lleva hasta las últimas consecuencias el masoquismo de asumir que el partido va con un cabeza de cartel no muy excitante. Lo que vemos son primeros planos. Lástima que eso haga que se refleje en sus gafas la imagen de una pantalla donde el candidato está leyendo el mensaje. No se le ven las manos. Gabilondo no es de la clase de políticos que se expresen con rotundidad con las manos o los brazos. En realidad, tampoco con la cara ni con la mirada. Sólo habla.
El PSOE celebró el sábado un acto con el que presentar su candidatura. Básicamente, se trató de poner cara y ojos al spot con la presencia de Pedro Sánchez. «El espectáculo se lo regalamos a los demás», dijo el presidente del Gobierno. Esto ya es poner el listón un poco bajo. No esperen noticias. Esas se las darán los otros. Se refería a «la bronca, los aspavientos», eso que es un ingrediente fundamental en todas las campañas en España. Lo será más en Madrid, aunque sólo sea porque es la primera vez en que la extrema derecha tiene opciones reales de entrar en un Gobierno autonómico después de unas elecciones.
Gabilondo inició su intervención intentando hacer un chiste después de escuchar a Sánchez. Sí, en serio. «He contado las veces que has utilizado la palabra ‘serio’. He contado catorce. Creo que he pillado la indirecta». Todo estaba en el guión de la presentación. Como él no es El Gran Wyoming, era previsible que quedara un poco forzado. A nadie se le ocurriría poner unas risas enlatadas a continuación.
Por si alguien tenía alguna duda, Gabilondo citó luego a Marco Aurelio y a Hegel. En el caso del filósofo por la frase: «Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión».
Con la cadencia con la que hablan los catedráticos, dijo que él es «una persona muy apasionada en lo que cree». Su problema es que en las campañas no vale con ser. Hay que parecer ser eso. Y en ese plano Hegel no es de mucha ayuda. Él nunca tuvo que presentarse a unas elecciones.