George Carlin se pregunta cuál es la base de todas esas manifestaciones de orgullo nacionalista tan habituales en muchos países. Él es de origen irlandés, pero hay una cosas que tiene clara: «Ser irlandés no es un mérito. Es un jodido accidente genético».
Sobre el permanente «God bless America» con el que los políticos norteamericanos adornan el final de sus discursos, dice: «Let me tell you a little secret about God, folks. God doesn’t give a flying fuck about America. He doesn’t care. He never cared about this country any more than he cares about Mongolia, Transylvania, Pittsburgh, the Suez Canal or the North Pole».
Los norteamericanos no son los únicos en sostener esa falsa ilusión: «Los cementerios militares de todo el mundo están llenos de soldados muertos a los que lavaron el cerebro y que estaban convencidos de que Dios estaba de su lado». Evidentemente, estaban equivocados.