Es un panfleto lanzado cerca de la sede de Al Jazeera en El Cairo. La combinación de sangre y la palabra mentiras no deja dudas sobre el mensaje. Varios periodistas de la cadena en Egipto han renunciado a sus puestos en protesta por la cobertura parcial de todo lo ocurrido allí desde antes del golpe.
Hay dos razones de peso para entender su actitud. Por un lado, tienen que estar muertos de miedo por la campaña en la calle contra Al Jazeera. Y también es verdad que la protesta se basa en una realidad. La cadena de Qatar ha manipulado en los últimos meses la información de Egipto para favorecer al Gobierno de Morsi. Al igual que ha ocurrido en la guerra de Siria, Al Jazeera ha movido sus parabólicas en el sentido que deseaba el Gobierno de Qatar.
Pero lo que está ocurriendo en Egipto tiene que ver con todos los medios de comunicación. El odio a los medios extranjeros por llamar golpe al golpe ha alcanzado niveles que no se habían dado durante la rebelión contra Mubarak. Un objetivo predilecto ha sido CNN. A estas alturas, no nos vamos a sorprender de que la CNN haga una cobertura torpe, pero resulta que en Egipto tienen a un periodista, Ben Wedeman, que ha hecho un buen trabajo tanto en la pantalla como en Twitter. Ahora tiene que pensárselo dos veces antes de salir a la calle y en Twitter básicamente se limita a retuitear lo que escriben otros.
Y todo en buena parte porque en Atlanta se equivocaron y pusieron el rótulo de «manifestación proMursi» a una imagen de la concentración de Tahrir contra los islamistas. Claro, sólo puede ser una conspiración montada por la Casa Blanca.
En una rueda de prensa del Ejército del lunes, se produjo un hecho insólito. Un periodista egipcio empezó a gritar, y los demás le apoyaron, para que el equipo de Al Jazeera abandonara la sala, lo que así ocurrió. Sin pretender hacer ninguna broma, supongo, un general de la policía dijo inmediatamente después que Egipto es un país que respeta la libertad de expresión.
Los periodistas egipcios no hicieron ninguna pregunta que cuestionara la versión oficial sobre la matanza del lunes en la que murieron 51 seguidores de los Hermanos Musulmanes. Al final de la rueda de prensa, la mayoría de ellos se levantaron para aplaudir al representante del Ejército. Los periodistas aplauden a los militares, pero no, no es un golpe.
El trabajo para los periodistas extranjeros es cada vez más difícil. Varios medios egipcios no han informado del baño de sangre de ayer y lo han hecho sólo dando la versión del Ejército. Al otro lado, también prima la propaganda, aunque con menos efectividad porque los canales de TV propiedad de los islamistas han sido clausurados. Una página de los Hermanos Musulmanes ha llegado a publicar la imagen de dos niños muertos, como si fuera de hoy cuando era en realidad de Siria.
El Ejército no tardó mucho tiempo en aplicar una estrategia de propaganda para contrarrestar la imagen negativa que podía dar el golpe en el extranjero. Frente al exterior, se insistió en que la intervención estaba forzada por las circunstancias y en que pronto se convocarían elecciones (no tan pronto, como mínimo habrá que esperar seis meses).
Dentro del país, las tácticas empleadas recuerdan más a lo habitual en las intervenciones militares. Un portavoz militar ha dicho a Al Ahram que algunos medios extranjeros estaban «incitando a la sedición entre el pueblo y su Ejército». En la calle, la gente recibe el mensaje. Algunos periodistas han sido expulsados de Tahrir. Si todo se queda en esto último, habrá motivos para estar satisfechos.
Esos medios extranjeros no incluiran a ABC, La Razón y La Gaceta, que publicaron unas señoras portadas.
«Caza al islamista» Oscar al mejor titular.
Empiezas a quedar un poco patético (y cansino) en tu apoyo a los HM. ¡Pero si todos los medios hablan de «golpe»! Debes de estar satisfecho.
Que los acontecimientos en Egipto no son tan fáciles de explicar no es solo cosa de torpes aficionados a la geopolítica, No hay más que ver como se están generando extraños aliados con respecto al golpe de Estado de Egipto. Tanto Arabia Saudita como Siria, se sitúan en el mismo lado que «apoyan»el golpe. Por el otro lado, tenemos a Turquía, que al igual que Irán condenan el golpe de Estado.
Pos eso…
Mikel, es facil de explicar, cada país se comporta de acuerdo…. a sus propios intereses. Y esto vale para paises occidentales, orientales, avanzados, subdesarrollados, de izquierdas, derechas o extremo centro. Sólo los ingenuos se sorprenden de que los paises no rijan su política exterior segun altos principios morales. Para disimularlo adecuadamente existe eso llamado diplomacia. La única cortapisa real es la opinión pública (o publicada). Que en el caso de Egipto es altamente nacionalista y siempre tendente a creer en la malvada conspiración extranjera.
Eso rige para Siria tambien, que es mas bien una lucha entre sunies y chiies (y sus poderes/valedores regionales en Oriente Medio) a costa de la sufrida población siria (que tampoco es totalmente inocente, las guerras civiles no salen de la nada, pero es quien esta pagando el pato).
Pues, que quiere que le diga, estimada Rosie. Sigo viendo complejidad que tampoco es una tragedía.
Mire usted, en Siria, en términos numéricos, los sunnis son mayoría en la población, la burguesía, el ejercito…en todos los segmentos, ganan por goleada y, sin embargo, no consiguen atraerse a la población, ni a los comerciantes, ni a los militares.
¿Usted cree, qué «eso», es lo que usted dice qué es?
Yo no.