Es casi un clásico en las relaciones entre EEUU e Israel cuando existe una cierta presión para que se reanuden las negociaciones de paz con los palestinos. Poco antes de una visita del secretario de Estado, se aprueba la expansión de un asentamiento en territorio ocupado. Esta vez ha sido poco antes de la visita de John Kerry, la quinta desde que llegó al puesto, y el lugar elegido, Har Homa, al sur de Jerusalén, con 69 viviendas más.
Los israelíes siempre sostienen, como en este caso, que se trata de un paso más de un proyecto acordado previamente, un simple trámite administrativo de un proceso que cuenta con varios niveles de decisión. Los palestinos denuncian que se trata de un intento de condicionar o boicotear las conversaciones, un mensaje alto y claro que llega con facilidad a Washington.
El último Gobierno de Netanyahu no ha aprobado ningún nuevo asentamiento ni expansión de uno ya existente. De momento, no es necesario más. En el periodo interino que fue desde las elecciones de enero hasta la formación del Gabinete en marzo, ya se aprobaron las medidas adecuadas para que esa expansión siga produciéndose a buen ritmo.
En el proceso que condujo a la Conferencia de Madrid, muchas de las visitas de James Baker eran precedidas de este tipo de medidas. En épocas más recientes ha ocurrido lo mismo. El más llamativo fue cuando Joe Biden visitó Israel en 2010.
Con respecto a lo que puede deparar esta última ronda negociadora que EEUU quiere poner en marcha, conviene echar la vista atrás. Tengo un viejo recorte de The Jerusalem Post, del 28 de junio de 1992, que cita una entrevista a Shamir unos días después de su derrota en las elecciones ante Rabin:
«El primer ministro Yitzhak Shamir dice que si hubiera sido reelegido, habría puesto en marcha un programa secreto con el que dilatar las conversaciones sobre autonomía de los palestinos durante diez años, según una sorprendente entrevista publicada el fin de semana.
Shamir dice que, según su plan, las conversaciones se prolongarían hasta que pudiera poblar por completo los territorios (palestinos) con israelíes, lo que convertiría en irreversible su control por Israel.
«Habría dirigido las negociaciones sobre autonomía durante diez años y mientras tanto habríamos llegado hasta medio millón de personas en Judea y Samaria» (Cisjordania), dice Shamir al diario Maariv».
Se calcula que la cifra actual de israelíes que residen en territorio ocupado tras la guerra de 1967 está entre 450.000 y 500.000 (incluido Jerusalén Este).
No cabe duda de que Shamir estaría bastante satisfecho con los acontecimientos de los últimos 21 años.
Los israelíes sin duda lo han conseguido. El pueblo palestino ha luchado y ha perdido hace ya tiempo la batalla por su territorio. En la situación actual yo creo que a los palestinos ya no les conviene la solución de dos estados, ya que obtendrían un territorio totalmente depreciado que haría su independencia casi inviable.
La única solución posible es la de un estado único al que puedan retornar todos los refugiados.
Aquí les dejo un artículo donde lo deja bastante clarito. La única vía de solución es la de un único estado, la solución sudafricana, un presidente árabe y hacia la recoonciliación nacional , con tiempo y se puede. Pero solo se logrará esa solución si la presión internacional se hace en esa dirección.
http://www.fronterad.com/?q=palestina-e-israel-solucion-dos-estados-a-punto-desaparecer
Los israelíes han hecho imposible de facto la two-state solution así que ahora sólo queda la solución de un estado, pero con todo el problema demográfico que acarrea para Israel. Al final le pasará como Líbano, diseñado por los franceses para tener mayoría cristiana y ahora ya ves.