John Oliver entrevista a Edward Snowden en Moscú, pero antes presenta el asunto de la vigilancia por el Estado en los términos que esperamos de él. En la conversación, le aprieta en algunos momentos y le deja claro que a los norteamericanos no les importa una mierda todas esas cuestiones sobre los excesos de los servicios de inteligencia mientras eso sirva para mantenerlos seguros.
Ah, pero la comedia también es útil para plantear temas serios, sólo que de forma poco convencional. Oliver saca el asunto de las fotos de contenido sexual que los agentes de la NSA compartían. Ahí comienza un diálogo delirante con todas las preguntas posibles sobre la foto de la polla de Oliver que podría aparecer en las manos equivocadas si se le ocurriera enviarla por email o móvil.
Porque como dice antes Snowden, la posición del Gobierno y la NSA se puede reducir a esto: «Tengo un arma apuntándote a la cabeza. No voy a usarla. Confía en mí».
En la despedida, Snowden le dice: «Si no estabas antes en una lista (de vigilancia), ahora lo estás». Qué bonito gesto.