Este anuncio de la campaña de Bernie Sanders es una forma de anunciar que el senador de Vermont puede ganar las elecciones. Un tipo de su edad al que bien se podría definir como el senador más izquierdista de EEUU de la última década no tendría muchas posibilidades de ganar las elecciones en un país como el suyo. Ni siquiera de conseguir la candidatura del Partido Demócrata en las primarias. Pero quién sabe. La primera tarea de una campaña es vender al candidato, la persona, pero eso no es lo más importante. La clave es vender una idea. Este anuncio lo hace de forma perfecta. Y es además el tipo de propaganda que encanta a los medios de comunicación.
Cualquiera que recuerde la campaña de Barack Obama en 2008 puede decir: un momento, yo he visto antes ese mensaje. Es lo mismo que vendió Obama y nunca tuvo la menor oportunidad de poner en práctica esos deseos. La política norteamericana se ha polarizado hasta el extremo y la idea de unir al país detrás de algo, lo que sea, es sólo una quimera. Sólo cuando Obama se olvidó en su segundo mandato de esa esperanza comenzó a hacer cosas, las que una buena parte de su electorado le estaba pidiendo, aquellas por las que será recordado.
¿Pero quién ha dicho que un electorado tiene que ser realista al elegir a su próximo presidente? ¿Acaso no suele ocurrir que mucha gente piense que esta vez será diferente?