Amazing moments when a group of Raqqa civilians finally rescued from ISIS by YPG-led SDF fighters @MAturkce @CENTCOM @brett_mcgurk pic.twitter.com/IdK2ifCmWq
— Mutlu Civiroglu (@mutludc) 13 de octubre de 2017
Imágenes terribles y emocionantes del momento en que decenas de habitantes de la ciudad de Raqqa salen de los refugios –los sótanos o lo que queda de sus casas– para llegar hasta donde se encuentran las milicias del YPF, en su mayoría, kurdas, que luchan contra ISIS en esa localidad siria. Mujeres, niños, ancianos, algunos heridos, una persona en silla de ruedas, otra que se sostiene con muletas, todos ellos han permanecido escondidos durante semanas desde que se inició la ofensiva contra la mayor ciudad siria ocupada por los yihadistas.
El vídeo permite apreciar el estado de los edificios cercanos de varias plantas. Completamente destrozados por ataques aéreos. No cabe ninguna duda de por qué esas personas estaban escondidas y por qué no se habían atrevido a salir hasta ahora.
Los ataques de las milicias kurdas y árabes y los bombardeos norteamericanos han hecho que ISIS haya sido expulsada del 90% de la ciudad, pero un grupo aún numeroso de yihadistas sigue combatiendo en algunas zonas. Después de varios días de calma, los bombardeos se reanudaron en la noche del miércoles.
Según un portavoz militar norteamericano en Bagdad, unos 4.000 civiles y entre 300 y 400 combatientes del ISIS permanecen en la zona de los combates.
Calle Al Mansur, en el centro de Raqqa. Esa zona ha sufrido decenas de ataques áereos en los últimos tres meses, según Raqqa Post.
Cuando acabe la toma de Raqqa, será difícil considerarlo una victoria. Al igual que en Mosul, los habitantes de la ciudad han sumado a los años en que estuvieron sometidos a la dictadura del ISIS el sufrimiento por la campaña de bombardeos ejecutada para derrotar a los yihadistas.
Según cálculos de Airwars, que hace un seguimiento de las víctimas civiles en Siria e Irak, 5.775 bombas, misiles o proyectiles de artillería se dispararon sobre Raqqa en agosto, ocho cada hora de media. En ese mes, la cifra en todo Afganistán fue de 503.
Airwars estima que en agosto murieron 433 civiles como resultado de los ataques de EEUU y sus aliados. El número total de civiles muertos en Raqqa desde el inicio de la ofensiva en junio supera el millar. Los militares norteamericanos sólo admiten la muerte de cuatro civiles como resultado de sus operaciones.
El teniente general Stephen Townsend respondió a un estudio de Airwars sobre las bajas civiles ocurridas en los bombardeos con estas palabras:
«No hay duda de que los civiles sufren riesgos días a causa del ISIS, las operaciones de nuestros aliados y los ataques (aéreos) de la Coalición en su apoyo. Ahora que la batalla se intensifica en el corazón de Raqqa, más civiles se encontrarán en una situación de riesgo, ya que ISIS los mantiene como rehenes y no les deja huir. Sin embargo, si no son liberados, seguramente morirán, sea a manos del ISIS o de hambre».
Airwars destaca que otros expertos militares cuestionan la estrategia para recuperar el control de estas ciudades, como este análisis publicado en un think tank de West Point:
«Como no entendemos las ciudades tan bien como deberíamos y como hemos demostrado que incluso sabemos menos sobre cómo optimizar las acciones militares en ellas, somos como doctores medievales. Lobotomizamos pacientes y les dejamos que se desangren sin mejorar su salud y a menudo causándoles la muerte o tales daños que el paciente sobrevive, pero como una sombra de sí mismos».
Los cálculos de Airwars –siempre aproximados y muy difíciles de verificar sobre el terreno– indican que en los siete primeros meses del Gobierno de Trump han muerto más civiles en ataques relacionados con la guerra contra ISIS que en todos los años de Obama.