Escribí hace unos días sobre la ejecución de una mujer en plena calle en La Meca. No había visto las imágenes, sólo una foto, y son incluso peores de lo que pensaba.
A veces, la policía administra calmantes al reo para que esté medio dormido y, entre otras cosas, sea más fácil manejarlo. No lo hicieron en este caso.
La mujer se resiste. Al final, la tumban en el suelo y el verdugo le corta el cuello medio agachado. Ya es terrible que un país con las escasas garantías legales que existen en Arabia Saudí para los acusados imponga la pena de muerte. Hacerlo en estas condiciones es espantoso.