Uno de los aspectos menos comentados de la generación de españoles responsables de la Transición es su complejo de inferioridad. De entrada, es difícil reprochárselo. Frente a una Europa que se había reconstruido y modernizado en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, España continuaba siendo a mediados de los años 70 un agujero negro tanto en términos políticos como económicos. La carencia en infraestructuras era evidente y hasta el nivel cultural de la población era mucho menor que en países como Francia, Italia o Alemania.
El gran salto adelante a partir de la entrada en la UE fue espectacular, propiciado en parte por la ayuda que llegaba de Bruselas. Había que ponerse al día y así se hizo, y eso en parte es motivo de elogio para la clase política y económica. No se trataba sólo de enviar a la UE el número de la cuenta corriente para las transferencias. Algunos países de la Europa del Este que han entrado en la UE no han podido recibir tanto dinero porque les faltaba la competencia política y administrativa para canalizar, en las condiciones que exige Bruselas, todas esas subvenciones.
Pero esa ayuda extraordinaria, que algún día tendría que interrumpirse por el aumento del nivel de vida, se convirtió prácticamente en la única razón de ser de las autoridades, al menos hasta que llegó la burbuja, a la hora de establecer las grandes prioridades económicas. Bruselas siempre estaba dispuesta a cofinanciar grandes proyectos de infraestructuras con los que salvar ese retraso.
Y uno de los grandes símbolos de esa política es el AVE. Tratándose de España, no podía faltar el factor clientelista. Por eso, todo empezó con la línea Madrid-Sevilla, que conectaba la capital con la mayor fábrica de votos del partido entonces en el poder. A partir de entonces, los programas electorales debían incluir un apartado dedicado al AVE. Cómo renunciar además a las inauguraciones, que justificaban cualquier dispendio anterior.
Un artículo que publica El País cuestiona la rentabilidad social y económica de esta magna obra, alentada por políticos del PP y el PSOE como la gran panacea que iba a solucionar todos los grandes problemas estructurales de la economía de las comunidades autónomas que no se llaman Madrid o Cataluña. Sobre todo, que iba a «vertebrar» (me encanta que el artículo destaque esa palabreja que adorna los discursos de la mayoría de los políticos) un país que aparentemente está sostenido por hilos tan endebles que sin esa vía férrea podía desmoronarse.
El Estado habrá gastado más de 46.000 millones de euros en infraestructuras de alta velocidad en los últimos veinte años, pero la factura final no ha sido calculada todavía. El coste de amortización de las obras públicas en España es creciente, de tal manera que, como si de una hipoteca se tratara, se paga poco los primeros años y bastante más según pasa el tiempo. Esa forma de pago en tiempos de burbuja económica explica algunos de los problemas de España con el déficit. Albalate utiliza una metáfora para describir los beneficios que ha tenido el AVE en España: “Ha sido como construir una infraestructura en el desierto”.
El AVE se ha convertido así en un especie de derecho adquirido de los ciudadanos, aunque no aparezca en la Constitución. Sanidad, educación y vivienda parecen ser gastos superfluos que se pueden reducir, pero tocar una inversión comprometida en AVE (qué político no la ha prometido alguna vez en campaña electoral) es una afrenta que obliga a enfundarse en capas y sombreros de ala ancha para lanzar un nuevo motín de Esquilache.
No hay más política económica que la inversión en grandes obras públicas como líneas ferroviarias y aeropuertos con independencia del número de pasajeros que las usen. No sólo eso, también con independencia del poder adquisitivo de esas personas. No importa que a causa de esas gigantescas inversiones esos billetes sólo estén al alcance de una minoría. Nadie clama por la mejora de las inversiones en trenes de cercanías (como ocurrió en Cataluña hasta que la red se caía de puro vieja provocando retrasos constantes y, ahí sí, un perjuicio económico evidente), pero los políticos ponen siempre por delante la idea de que sin AVE tu comunidad caerá en el basurero de la historia.
¿Invertir en innovación, en investigación, en apoyar a las empresas con grandes ideas pero con dificultad para acceder a financiación, buscar un modelo económico que no se base en garantizar oligopolios a las grandes empresas? Ladrillos y vías de AVE, amigo Sancho, a eso se reduce el futuro económico de España.
Normal que ahora tengamos tan poco futuro.
Abundando en el asunto:
http://www.ub.edu/gim/albalate_bel_EA.pdf
«Entre los distintos modelos, España escogió la combinación más costosa, la
menos productiva, y la menos generadora de efectos de arrastre para la economía.
Primero, se decidió construir una red separada de la convencional, lo que supone
mayor esfuerzo inversor. Segundo, orientó su AV exclusivamente a pasajeros, dando
un papel marginal a las mercancías. Y tercero, a diferencia de Alemania, Francia y
Japón, ha utilizado regularmente tecnología extranjera, generando empleo e innova-
ción tecnológica en Francia y Alemania, donde se localizan los productores de la tec-
nología [Vickerman (1997)]. El balance tecnológico del AVE en España es negativo.
Otro rasgo del AVE es su centralización en la capital política, siguiendo un
diseño exclusivamente radial, tanto en la secuencia de desarrollo como en el final
previsto. En este aspecto, el caso español se asemeja al de Estados políticamente
centralizados (como Francia) y con un sistema de ciudades satélites de un gran
nodo (París). En cambio, los Estados territorialmente descentralizados y con es-
tructuras de ciudades dispersas –como Alemania e Italia– han reproducido un di-
seño de red descentralizado».
A lo largo de 20 años los sevillanos hemos visto cómo ha evolucionado el servicio: de precios razonables dentro de un abanico de opciones que incluía numerosos Talgos que tardaban un poco más con billetes más baratos (lo que suponía una alternativa muy interesante) a la desaparición del servicio prestado por trenes convencionales y la subida desaforada de precios, lo que ha hecho que el avión (que contamina mucho más que el tren convencional) vuelva a ser competitivo y que las 7 horas en autobús de repente no parezcan tantas horas.
A ver si tú y tus congéneres dejáis de volar, que estamos llegando a unos tiempos en los que no nos dejáis ver el sol. Te podría contestar una por una a las tonterías que escribes, pero: 1) Soy un vago (si no me pagan), lo reconozco y 2)Como dijo el profeta (busca cuál es en la Tontopedia, tu fuente habitual), no hay que echar margaritas a los cerdos. Y ale, mañana al tajo, a traer guita de fuera para me lo lo quiten vía impuestos tontos como tú, a cuenta de exportar alta velocidad por esos mundos de Dios.
La red de Alta Velocidad (como la convencional) es radial en España porque la ciudad de Madrid, que casualmente es la capital, está justo en medio del país y por tanto es de paso obligado. No tiene tanto sentido que la red francesa esté centralizada en París (una ciudad que está en un extremo del país), aquí si se puede pensar que es una cuestión política. Igualmente Sevilla es una ciudad que necesita el AVE como otra ciudad cualquiera. Lo importante no es donde empezar, sino que el trazado final sea razonable y lo más rentable posible.
Claaaaro.
Gobierna el PSOE y el AVE se va a Sevilla y Cataluña. Gobierna el PP y se va a Valencia (y ahora a Galicia).
Al resto de comunidades mas necesitadas de un servicio de transporte que no obligue a viajar en trenes mas propios del medievo (Asturias, concretamente) que nos zurzan y marginen como llevan 50 años haciendo. Claro, como no pintamos nada ni somos moneda de cambio electoral.
Estando de acuerdo en que el coste de la infraestructura es mastodóntico, creo que el problema del AVE en España no es tanto la infraestructura como la explotación del servicio.
Siendo optimistas y pensando que algún día (quizás en 30-40 años), Europa está llamada a tener una integración total (poco a poco se van viendo pequeños gestos, como de las telecos) lo normal es tener una infraestructura, como mínimo, compatible. España debido a un error histórico usaba (usa) un ancho de vía distinto al del resto de Europa, por lo tanto creo que esa es una deficiencia que debía subsanarse. (Amén de electrificar el trazado). Para eso ha valido el gasto.
Ahora bien, lo que creo que es un error es la explotación comercial de la infraestructura. Por un lado, si pretendes extender y universalizar un servicio, debes ponerle unos precios que permitan tal universalización y , hoy por hoy, el servicio AVE no tiene esa característica.
Por otro lado, tanto Alemania como Francia se han beneficiado con la compra de tecnología de alta velocidad por parte de España, sin embargo, yo creo que desarrollando la tecnología española TALGO se hubiesen podido alcanzar velocidades suficientes para la geografía española (servicio ALVIA con tecnología TALGO-BOMBARDIER 250 km/h) a un precio muchísimo más asequible y creando riqueza dentro del país.
Podría parecer que se ha aprendido algo de todo esto, ¿no? Pues no. Algunos ayuntamientos y diputaciones siguen engatusando a sus votantes con los cantos de sirena del AVE. Pongo el caso que conozco, el de Huelva. Llevan un lustro diciendo que el AVE llegará en menos de un lustro. Siguen esperando, pero ya les ha dado tiempo para planificar la nueva y flamante estación, con diseño de Santiago Calatrava (en serio). No hace falta que diga que la maqueta presentada por el calatravo es un espanto.
Al hilo de lo expuesto en el artículo, por si a alguien le puede interesar:
Una “burbuja” ferroviaria, una crisis y una revolución (1866) http://www.contemporania.org/Burbuja_1866.pdf
-Hola, soy español. ¿Adónde quieres que te lleve en mi AVE?
-A la oficina de empleo más próxima, gilipollas.
Tenemos lo que nos merecemos, joder…
¡Que malos son los politicos, dios, que hacen AVEs! La verdad es que cansa oir estas evaluaciones superficiales sobre el tema. El artículo original es malintencionado, poco profesional, cargado de opinión -delito mayor en un texto periodístico- sin base verificable, de afirmaciones falsas y demagógicas. Por ejemplo dice que se suspendió la «ridícula línea de Cuenca a Toledo», lo que es falso. Lo que se suspendió fue un servicio directo, por falta de demanda. La línea sigue ahí, solo que los trenes paran en Madrid. Despues de leer eso, me resulta imposible creer nada de lo que afirma sobre las cifras del AVE. Eso si, no voy a dedicar mi tiempo a verificarlo, aunque me gustaría que laguien lo hiciera. Si lo hice con otras polémicas sobre despilfarro semejantes: Es falso que Alemania tenga menos universidades que España, y aun mas falso que tenga menos aeropuertos. Afirmaciones todas (como la de los kms de AVE) surgidas del mismo club.
Igual 45.000 millones en 20 años es mucho. Por si sirve de comparación, los californianos se van a gastar 38.000 millones tan solo en los 700 kilómetros que hay entre LA y SF. (Teh Economist). Si con esos 45.000 hemos construido la red mas larga del mundo mundial, o la segunda, pues es que somso champiosns…
Me he pasado por Sintetia y he consultado los dos textos citados, ¿de verdad eran expertos? ¿Como puede uno decir «supongamos que la instalación no se deprecia porque se cuida bien»? ¿Un economista?
uego las objeciones: Que si se eligió equivocadamente hacer una via nueva y es mas caro (¿El que lo escribe no sabe que por las vias estrechas españolas no puede ir un ave?¿Tampoco se ha enterado que el acceso a Andalucia por Despeñaperros era inabordable?) ¿Que es eso de que «El coste de amortización de las obras públicas en España es creciente de tal manera que, como si de una hipoteca se tratara, se paga poco los primeros años y bastante más según pasa el tiempo»? ¿De donde sale algo asi? ¿quién paga y a quién? Sin ser experto, el sentido común me dice que es imposible… Las amortizaciones, si está usando el concepto como parece, suelen ser regresivas, como es lógico (un bien vale menos cuanto mas tiempo pasa) y en cualquier caso no tiene gran cosa que ver con el coste o la inversión. En fin, de traca…
El AVE ha sido una inversión muy rentable. Inversión, no coste. Ha levantado una industria que exporta construcción y servicios de explotación y mantenimiento -¿no habeís leido lo del AVE a La Meca?- y ha ayudado a que de entre las 10 empresas de infraestructras mas grandes del mundo haya 7 españolas. ¿No te parece bastante?
Por si fuera poco, la mayoria de las líneas circula con indices de ocupación altísimos, éxito de público…
Por último, si quereis criticar derroches y cosas asi, conveine leerse los datos. Según la OCDE, España es un pais con un gasto público muy bajo, en relación a su PIB, que es como se miden esas cosas. Y en ese gasto, la parte dedicada a «derroche» es difícil de localizar. En políticos y estructura del estado (funcionarios incluidos) gastamos un 24% menos de la media, por ejemplo. Y en lo demás gastamos tambien menos. Un poco mas en religión y en fiestas, que es que somos asi.
Hola, sólo venía a reírme del comentario de Gorki. Qué estupidez.