En sólo unos días, el destino de Malí ha adquirido un tono de urgencia en varias capitales occidentales y africanas. Los planes de intervención que iban a ponerse en práctica a lo largo de meses tendrán que acelerarse para estar listos en cuestión de semanas, si no antes. Los grupos insurgentes, básicamente de inspiración yihadista, ya controlan mucho más que la mitad del país. Lo que parecía poco probable el año pasado ahora no lo es tanto. Al Qaeda en el Magreb Islámico o un grupo cercano a su ideología pueden hacerse con el poder.
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