La historia del alto el fuego que nunca existió

¿Una trampa o el primer intento por poner fin a las hostilidades en Gaza? El anuncio por Egipto de que proponía a los gobiernos de Israel y Gaza un alto el fuego en vigor a partir de las 9.00 del martes, hora local, tenía algunos puntos en común con intentos similares ocurridos en anteriores operaciones militares israelíes, pero también otros poco habituales que generaron una cierta confusión a lo largo del día. El Cairo se adelantaba a unas posibles negociaciones indirectas a través de su mediación (eso ha ocurrido antes), pero lo hacía manteniendo informado a Netanyahu, y mucho menos o nada a Hamás.

Para el primer ministro israelí, no era un simple globo sonda porque había decidido convocar unas horas antes al gabinete de seguridad del Gobierno y someter a votación la propuesta egipcia. Salió adelante por seis votos a favor y dos en contra.

Por el contrario, la noticia pilló a Hamás sin una postura definida. Sus milicias se apresuraron a rechazar la idea, mientras que los portavoces políticos dieron versiones contradictorias. No era extraño, porque desde el golpe de Estado en Egipto saben que tienen en el presidente Sisi a un adversario. Egipto es prácticamente el único Gobierno que puede llevar a cabo una mediación efectiva. Sigue siendo el socio indispensable para que pacten dos bandos que no se reconocen mutuamente. Sin embargo, Sisi no querrá dar a Hamás más protagonismo que el necesario y es probable que se niegue a permitir la apertura permanente del paso fronterizo de Rafá entre Gaza y Egipto, y eso es algo que Hamás intentará incluir en las negociaciones.

Hamás necesitaba tiempo para aceptar la idea de alto el fuego y, sobre todo, para convencer al resto de milicias que había que dar ese paso si así lo decidía. Además de la Yihad Islámica, hay cerca de otras 15 milicias en Gaza. Algunas sólo pueden fabricar los cohetes más rudimentarios, los que tienen poco más de diez kilómetros de alcance, pero son suficientes para echar abajo cualquier proyecto de tregua.

Netanyahu no tenía la menor intención de conceder ese tiempo. En cinco horas, las milicias de Gaza lanzaron decenas de cohetes y el Gobierno israelí dio por finalizada lo que en realidad era sólo una pausa en sus bombardeos. Lo hizo con una cierta sensación de triunfo.

Para Netanyahu, la operación de castigo contra Gaza es un derecho inalienable de su Estado. En este caso, era revelador que dijera que el «rechazo de Hamás» daba a Israel la «legitimidad para ampliar» las operaciones militares, léase una ofensiva por tierra. Presentaba a Hamás como el agresor, pretendía que la gente olvide el terrible balance de víctimas que está sufriendo la población de Gaza y recibía así el apoyo casi automático del secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Centrado ahora en las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán, Washington ha hecho lo posible por ignorar lo que está ocurriendo en Gaza.

No hay otras milicias en Israel, pero sí un Gobierno de coalición. Pronto se vio que los aliados más ultras de Netanyahu no estaban en absoluto de acuerdo con la propuesta de alto el fuego. El ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, dijo que eso era un grave error y reclamó una ocupación completa de Gaza. Las peleas internas llegaron a tal punto que a media tarde se informó que Netanyahu había destituido al viceministro de Defensa, Danny Danon, por sus críticas. Danon es también del Likud y había dicho que había que corregir cuanto antes el error del alto el fuego. «Una vez más, Hamás está dictando las condiciones. No podemos permitir esta humillación», dijo en un mensaje que tendría que haber sorprendido a los propios dirigentes de Hamás.

La primera víctima civil israelí (un voluntario que llevaba comida a los soldados del puesto fronterizo de Erez y que murió al alcanzarle la metralla de un proyectil de mortero) hará aún más difícil que el Gobierno de Netanyahu acepte el cese de los ataques a corto plazo. Las más de 190 víctimas palestinas no entran en los cálculos de los políticos israelíes.

Los mensajes constantes del Gobierno desde el inicio de la crisis han creado un ‘partido de la guerra’ en Israel, como suele ocurrir con estas operaciones militares. Partidos ultranacionalistas, dirigentes del Likud y medios de comunicación compiten por convencer a la opinión pública de que la aplicación máxima de la violencia es la única vía posible. Según un sondeo del Canal 2 de la TV israelí, un 53% de la gente se opone a un alto el fuego en Gaza. A Netanyahu le agradará saber que un 57% apoya su gestión de la crisis, frente a un 37% que opina lo contrario.

10.30

En Haaretz confirman algunos de los aspectos que ayer no estaban aún del todo claros. Contra lo que comenté ayer, Kerry sí se implicó el lunes por la noche con una serie de llamadas telefónicas desde Viena. Israelíes y egipcios rechazaron su idea de viajar a la zona. Eso al menos aceleró las gestiones de Egipto, que básicamente se desarrollaron en cooperación con Israel. Hamás no fue informada hasta el final.

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