Wolfgang Münchau, columnista del Financial Times, empieza a ver claro el futuro de Grecia:
Cuando Wolfgang Schäuble propuso que Grecia debería retrasar sus elecciones como condición para recibir más ayuda, vi que las reglas del juego estaban preparadas. Estamos en un momento en el que el éxito ya no es compatible con la democracia. El ministro alemán de Hacienda quiere impedir una decisión democrática ‘equivocada’. Es similar la sugerencia que consiste en permitir que se celebren las elecciones, pero siempre que haya un Gobierno de gran coalición con independencia del resultado. La eurozona quiere imponer su elección del Gobierno sobre Grecia, que será así la primera colonia de la eurozona.
Es un ejemplo de ceguera histórica parecido al que se produjo en Europa tras la Primera Guerra Mundial, escribe el periodista británico Charles Moore. La imposición a Alemania de una «paz cartaginesa» en la Conferencia de Versalles de 1919 sólo podía conducir al desastre. La exigencia de unas astronómicas reparaciones de guerra condenaban a Alemania a la miseria económica, y en esas circunstancias ni podía pagar esas facturas ni salir de la crisis. Todos conocemos las consecuencias de ese hundimiento.
Como denunció la Comisión Financiera de la Alemania derrotada en 1919: «La democracia alemana ha quedado aniquilada… por las mismas personas que durante la guerra no se cansaron de decir que su objetivo era traernos la democracia… Alemania ya no es un pueblo ni un Estado. Se ha convertido en un simple inconveniente comercial entregado por los acreedores a un destinatario».
Hay que apuntar además que las tropas aliadas no ocuparon la mayor parte de Alemania después de la rendición de 1918. La población alemana no tuvo que ser testigo de la derrota ni asumir la realidad de que su país era incapaz ya de mantener la maquinaria de guerra. Obviamente, hasta entonces la propaganda gubernamental le había dicho que la victoria era segura y que el Ejército alemán era indestructible. Eso permitió que se extendiera un relato ultranacionalista del fin de la guerra, en el que los políticos habían traicionado al país y a los militares aceptando la rendición cuando supuestamente aún se podía seguir luchando.
¿Es necesario buscar más paralelismos entre 1919 y 2012?
La eurozona está a punto de imponer un nuevo Tratado de Versalles a Europa. Ciertos errores históricos tienen la molesta tendencia de repetirse.
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Foto: de izquierda a derecha, el primer ministro británico, David Lloyd-George, el italiano Vittorio Orlando, el francés Georges Clemenceau, y el presidente de EEUU, Woodrow Wilson, en la Conferencia de Versalles.
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