Una encuesta de la empresa Median mostró la semana pasada que el apoyo al primer ministro húngaro, Viktor Orban, está en el 48%. Contaba con un 32% antes de que empezara la crisis de los refugiados. FT:
«Alentado por su éxito, Orban confirmó la semana pasada su intención de presentarse a un tercer mandato en 2018 y insistió en sus críticas a los líderes europeos que, dijo, habían olvidado «el sentido común, las virtudes militares y el orgullo nacional».
El congreso del partido Fidesz, en el poder en Hungría, aprobó una moción crítica con la política migratoria europea (hay que suponer que no por la actual política que busca contener la llegada de refugiados pagando a Turquía para que los mantenga dentro de sus fronteras). Además de llamar a esa política «hipocrítica, irresponsable y peligrosa», según el FT, la moción dice que puede ocasionar «la erradicación de los fundamentos cristianos de la civilización europea».
Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia forman ya un bloque compacto de cuatro países dispuestos a impedir cualquier política común que permita asignar cuotas de refugiados a todos los países de la UE, lo que facilitaría superar las reticencias de cada Gobierno a dar ese paso.