El doctor Andy Ferguson es uno de los médicos extranjeros que han trabajado en Gaza para colaborar en el tratamiento de miles de heridos causados por los disparos de los soldados israelíes en la represión de la Marcha del Retorno. Con veinte años de experiencia en zonas de conflicto, cuenta con una amplia experiencia en heridas provocadas por munición de guerra. Aun así, está sorprendido por las características de los impactos de bala de los que ha tenido que ocuparse en Gaza.
Dr Andy Ferguson in #Gaza describes the devastating injuries he has seen in hospitals there: «The gunshot wounds, particular affecting the lower limbs, are devastating and disabling.» #GreatReturnMarch pic.twitter.com/JMN8K8MuFs
— MedicAidPalestinians (@MedicalAidPal) 17 de mayo de 2018
«He trabajado en el sector de desarrollo sanitario desde hace 19 años y nunca he visto nada parecido a esto en ningún sitio, sea aquí, en Oriente Medio, en el sureste de Asia, en los Balcanes. No es sólo por los cuidados médicos inmediatos de estas heridas. Las heridas de bala que afectan en concreto a las extremidades inferiores. Son devastadoras y causan discapacidad. Estos pobres pacientes tendrán que pasar por múltiples operaciones a lo largo de extenso periodo de tiempo, un largo periodo de rehabilitación, con un inmenso coste para ellos, sus familias, el sistema sanitario y la sociedad en general. Ese es el problema y el mensaje que queremos que se conozca».
Ya en abril los médicos que estaban atendiendo a los heridos comentaron que las heridas de bala eran mucho peores de lo que solían ver con frases como esta: «Las balas usadas (por el Ejército israelí) están causando heridas que los médicos locales no han visto desde 2014. La herida de entrada es pequeña. El orificio de salida es devastador, causa que el hueso quede triturado y la destrucción del tejido blando», dijo un cirujano a la ONG Medical Aid for Palestinians (MAP).
Muchas de estas víctimas, en especial los que sufrieron la amputación de una pierna por la gravedad de las heridas, vivirán con ello durante el resto de sus vidas. El proceso inicial será largo y doloroso para los que puedan salvar la extremidad dañada. El riesgo de infección o sepsis será alto. Un sistema sanitario con las penosas condiciones de Gaza lo tendrá muy difícil para darles la asistencia necesaria.
Médicos sin Fronteras también alertó del mismo problema en abril por «lesiones que incluyen un nivel extremo de destrucción de huesos y tejidos blandos, así como grandes heridas de salida hasta del tamaño de un puño».
“Estas impresionantes lesiones son obviamente difíciles de reparar y a menudo requerirán injertos. En la mitad de los heridos que hemos recibido en nuestras clínicas de atención posoperatoria, la bala ha alcanzado el hueso, causando fracturas en múltiples fragmentos, lo que significa que el hueso se ha convertido literalmente en polvo”, dijo Thierry Saucier, cirujano de MSF en Gaza.
Las balas también provocaron «desgarros múltiples e irregulares en los tejidos blandos, como piel, tendones, músculos, nervios y arterias», y todo eso aumentaba el riesgo de infecciones.
Ante las preguntas recibidas desde algunos medios, los portavoces del Ejército israelí han dado la misma respuesta: «En los actuales disturbios de Gaza, se emplea sólo las armas y munición habituales que son legales bajo el Derecho internacional».
Desde el 30 de marzo, 12.271 palestinos han resultado heridos, de ellos 3.598 por impactos de bala. El número de muertos es de 104.
Foto superior: Aurelie Baumel/MSF.
This is the type of 5.5mm cowardly, murderous bullets used by Israeli forces to kill & wound unarmed Palestinian people, some in the back & some little children. It is a fragmentation bullet that mushrooms inside the body to cause aggravated wounds & maximum damage.#GazaMassacre pic.twitter.com/dmIUi1jBsK
— Sami Ramadani سامي (@SamiRamadani1) 16 de mayo de 2018
Dos reportajes en vídeo de la matanza de Gaza. 15 mayo.
La apuesta de Israel por la muerte. 16 mayo.