En Le Monde le han llamado «Yihadistán» y su extensión no deja de crecer. El martes cayó Mosul. Un día después Tikrit, la localidad natal de Sadam Hussein y de 260.000 habitantes. Distancia a Bagdad: 150 kilómetros. A esta hora de la tarde, se ha informado de enfrentamientos en las afueras de Samarra. Distancia de Bagdad: 125 kilómetros.
Ya hay un Gobierno extranjero que se ha visto inmerso en un grave problema. Las milicias yihadistas se han hecho con el control del consulado turco en Mosul y ha capturado 48 personas, la mayoría personal del edificio, entre ellos el cónsul general y varios familiares de los diplomáticos.
En términos económicos, otros hechos son aún más importantes. La llegada de los yihadistas a Baiyi (200.000 habitantes) les ha dado dos grandes bazas. La central eléctrica, que surte de energía a toda la central del país, y la refinería de Baiyi. Es la mayor del país y procesa 320.000 barriles diarios de combustible.
Pero además está el dinero en efectivo. En una ciudad como Mosul, de unos dos millones de habitantes, hay muchos bancos, y por todos han pasado sus nuevos dueños, incluida la delegación del banco central. El Gobierno regional ha dicho que el ISIS se ha apoderado del equivalente a 430 millones de dólares, básicamente en moneda iraquí y oro. De ahí que ya se haya escrito medio en broma, medio en serio que ISIS es ahora mismo «el grupo terrorista más rico del mundo».
El hundimiento de las fuerzas de seguridad iraquíes es ya un hecho incontrovertible. Bagdad confía en que los perhmergas kurdos les ayuden en el contraataque, pero no sé si sus jefes estarán muy interesados en salir de sus fronteras. Su prioridad es proteger la región kurda.
¿Dónde están los 270.000 soldados que en teoría componen las fuerzas del Ejército, por no hablar del número mucho mayor de policías? Varios testimonios indican que los policías que huyen comentan que para ellos sólo se trata de un empleo, un salario, nada que les motive lo suficiente como para enfrentarse a los insurgentes.