Médicos sin Fronteras difundió un comunicado unos días después del bombardeo por la coalición saudí de una boda celebrada en la provincia yemení de Haya en abril. 33 personas murieron y 41 resultaron heridas, según el primer balance.
El hospital de Haya recibió a sus primeros pacientes a medianoche después de que los ataques se produjeran en torno a las 11pm. Los heridos fueron trasladados inicialmente en burros, porque los únicos dos coches del pueblo habían quedado dañados en los ataques. Los primeros equipos y dos ambulancias del hospital apoyado por MSF llegaron después, pero lo hicieron con retraso porque los aviones aún volaban en círculos en torno al pueblo, lo que hacía temer más ataques.
«Yo estaba dentro de la tienda (una de las dos donde estaban los invitados a la boda) cuando oí las explosiones. Después de eso, caí al suelo y perdí el conocimiento. Cuando desperté, vi a gente huyendo de la tienda. Estaba dentro con mi hermano. El novio era amigo mío. Uno de mis primos murió en el ataque», dice Kamal, de 12 años.
Darees, que también asistió a la boda, la dejó 20 minutos antes del ataque. Cuando volvió, contempló un lugar en caos con cuerpos destrozados en el suelo cubierto de sangre. Los niños buscaban como locos a sus padres, dice. «Algunos de los muertos eran niños. Los niños estaban jugando fuera mientras sus padres asistían a la boda dentro de la tienda. Ese fue el momento en que se produjo el ataque», dice.
En el hospital de Haya, las ambulancias llevaban cargadas con hasta seis pacientes cada vez. Los heridos habían perdido en su mayoría extremidades y sufrido heridas de metralla. Al menos tres pacientes sufrieron la amputación de miembros, incluidos dos hermanos que perdieron un pie cada uno. A primera hora de la mañana, muchos habitantes de Haya fueron al hospital a donar sangre. Se recogieron en dos horas 150 bolsas para tratar a los heridos».
Esta imagen difundida por medios locales permite identificar el origen de la munición utilizada en el ataque. Se trata de los restos de una bomba guiada por láser GBU-12 Paveway II, fabricada por la empresa norteamericana Raytheon.
Restos de bombas guiadas de este tipo se han encontrado en otros ataques saudíes o emiratíes sobre Yemen, como el de la matanza de 140 personas en el bombardeo de un funeral en 2016.
En 2015, la Administración de Obama vendió a Arabia Saudí 4.000 bombas GBU-12 Paveway II. Trump prometió vender 104.000 bombas guiadas a los saudíes. Sin la ayuda militar norteamericana, ni los saudíes ni sus aliados podrían continuar con la campaña de destrucción de Yemen.