En una carta enviada el 24 de agosto de 1855, Abraham Lincoln explicó a un amigo por qué estaba en contra del movimiento contra la inmigración que formó el Partido Nativo Americano y a cuyos seguidores se les llamaba no-sé-nada (know nothing) porque es lo que decían cuando se les preguntaba si formaban parte de ese partido. Esa primera muestra de ultranacionalismo blanco y xenófoba, además de racista, odiaba especialmente a los inmigrantes irlandeses de religión católica.
«No soy un no-sé-nada. Eso, seguro. ¿Cómo podría serlo? ¿Cómo puede alguien que aborrece la opresión de los negros estar a favor de la degradación de la gente blanca? Nuestro progreso hacia la degeneración parece ser bastante rápido. Como nación, empezamos declarando que ‘todos los hombres son creados iguales’. Ahora casi se dice que ‘todos los hombres son creados iguales, excepto los negros’. Cuando los ‘yo-no-sé-nada’ consigan el control, se dirá que ‘todos los hombres son creados iguales, excepto los negros, los extranjeros y los católicos’. Cuando se llegue a esto, preferiría emigrar a algún país en el que no finjan amar la libertad, por ejemplo, a Rusia, donde el despotismo puede ser puro sin degradarlo con la hipocresía».