Un taxista egipcio de 30 años se prendió fuego el pasado sábado cerca de una instalación militar en Alejandría para protestar por el aumento del precio de los alimentos y las difíciles condiciones de vida. Los testigos informaron después que Ashraf Mohamed Shaheen se refirió en concreto al precio de los alimentos y lanzó gritos contra el presidente Sisi antes de rociarse con gasolina y prenderse fuego.
Shaheen corrió varios metros envuelto en llamas hasta caer al suelo. Varias personas intentaron apagar las llamas hasta que una de ellas pudo hacerlo con un extintor. El hombre fue evacuado a un hospital, donde fue internado en estado grave y con quemaduras en el 95% de su cuerpo, según un comunicado oficial.
El incidente no fue hecho público hasta la tarde del lunes por medios independientes egipcios y parece haber sido ignorado hasta ahora por la prensa progubernamental de El Cairo.
En las redes sociales, el suceso se comparó de inmediato con el suicidio en 2010 en Túnez de Mohamed Bouazizi, cuya muerte en protesta por las penurias económicas de los pobres en ese país desencadenó las protestas que terminaron provocando la dimisión del dictador Ben Alí en la primera de las rebeliones de la Primavera Árabe.
Sólo unos pocos días antes, otro taxista se convirtió en una auténtica sensación popular en un programa de televisión y después en Internet al lanzar un espontáneo y directo ataque al Gobierno por cómo la crisis económica está empobreciendo a las clases populares, mientras «los de arriba» derrochan el dinero en gastos inútiles.
El hombre que conduce el típico tuk-tuk local (motocarro que sirve de taxi) hizo los comentarios desde su vehículo en un programa que apareció el miércoles en una cadena privada dentro de una sección que recoge comentarios de gente de la calle, los que no suelen aparecer en los informativos diarios.
Durante tres minutos, el hombre hizo un repaso general a la situación del país en un lenguaje directo y claro que a buen seguro compartieron todos los telespectadores: «Un país que tiene un Parlamento y un Ejército y servicios de inteligencia, tanto aquí como en el extranjero, y 20 ministerios, ¿cómo puede estar en esta situación? Se lo juro, antes de las elecciones para la presidencia, teníamos azúcar, teníamos arroz y lo estábamos exportando. ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde se ha ido todo eso? Queremos saber», dijo el hombre cuyo nombre no apareció.
«Vemos la televisión y nos cuentan que Egipto es como Viena. Vamos a la calle y descubrimos que somos los primos de Somalia. Lo juro por Dios, dígame qué ha ocurrido y cuál es la solución. La gente de arriba lo celebra, perdóneme, pero va a celebrar una fiesta, se traen a 38 delegaciones y se gastan en ellas 25 millones de libras (egipcias), y luego los pobres no pueden comprar un kilo de arroz en la calle».
El conductor se refiere a la conmemoración del 150º aniversario de la fundación del Parlamento egipcio, que se celebró el domingo en la ciudad turística de Sharm el-Sheikh, en el Sinaí, y a la que asistieron 400 invitados egipcios y extranjeros, además de los 596 diputados.
«Y luego salen en televisión y dicen que Egipto se está desarrollando, Egipto progresa, viene y va. Y siguen tirando el dinero en proyectos nacionales que son inútiles, y nuestro sistema de educación es un desastre hasta un nivel que no te puedes imaginar».
«Cómo puede ser, perdóneme, que una persona que no tiene una educación…». En ese momento, el periodista le corta y le pregunta: «¿En qué se licenció?». «Soy un licenciado del tuk-tuk. Déjeme acabar. Cómo puede ser, perdóneme, que una persona que no tiene una educación, que tiene hambre, que tiene mala salud, y que le den proyectos nacionales como estos (refiriéndose a las grandes inversiones que suele anunciar el Gobierno). Me van a volver loco. Estas son las tres cosas que necesita el país para desarrollarse: educación, sanidad y agricultura».
El conductor no para y pasa a referirse a algo que ha hecho mucho daño al orgullo nacional egipcio, la ayuda que el Gobierno ha implorado en los países del Golfo Pérsico. Tras el golpe de Estado con el que el general Sisi derrocó el Gobierno de los Hermanos Musulmanes, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos concedieron a El Cairo préstamos y ayudas por valor de miles de millones de dólares. Sin embargo, en los últimos meses, las relaciones entre Egipto y Arabia Saudí se han deteriorado y el grifo de los fondos se ha secado.
El vídeo del taxista del tuk tuk tenía al día siguiente más de cuatro millones de visitas en la página de la cadena de televisión en YouTube. Sus responsables lo retiraron después sin dar explicaciones y reclamaron a YouTube que eliminara las copias que habían aparecido en otras cuentas. También lo borraron de su página de Facebook.