Se nota que la élite política y periodística alemana se está poniendo un poco nerviosa con el ascenso del Partido Pirata en las encuestas. La portada de Der Spiegel es un buen ejemplo. Si la revista cree que lo que mejor define a este partido es un barrigón friki, lo mismo tiene que plantearse que el problema está en la política del país, no en estos corsarios digitales.
Un sondeo reciente, hecho publico por la cadena RTL, coloca a los piratas como tercera fuerza política con un 13% por delante de los verdes (11%) y de los ya inexistentes liberales.
En esos casos, la posición de base de los medios de comunicación es incluir a movimientos como este dentro de la categoría de voto de protesta. No siempre se da el paso siguiente, que consiste en preguntarse: voto de protesta ¿contra qué?
Es más sencillo decir que la culpa es de los frikis, gente irresponsable que se viste de forma ridícula y que no lee el Der Spiegel.
En cualquier caso, resulta curioso que Alemania sufra el ‘mal’ que en los países occidentales se adjudica a eso que llaman las repúblicas bananeras. Perdón, olvidaba que en los países serios y austeros se le llama voto de protesta a lo que en otros lugares se desprecia como populismo.