The New York Times publica este domingo un largo artículo sobre el penoso cautiverio de los rehenes secuestrados por ISIS. Es una lectura difícil porque te permite conocer las terribles penalidades, torturas incluidas, por las que tuvieron que pasar.
El artículo hace una referencia a los periodistas españoles que al final fueron liberados:
«Los prisioneros descubrieron pronto que los secuestradores habían identificado a los países que probablemente pagarían un rescate, dice un antiguo rehén, uno de los cinco que han hablado sobre su tiempo pasado en la red de cárceles de Estado Islámico con la condición de que no aparezcan sus nombres.
«Los secuestradores sabían qué países estarían más abiertos a sus exigencias, y ordenaron (a los rehenes) en función de las negociaciones que fueran más fáciles», dice. «Comenzaron con los españoles».
Un día, los guardianes entraron y señalaron a los tres rehenes españoles. Dijeron que sabían que el Gobierno español había pagado seis millones de euros por un grupo de trabajadores de una ONG secuestrados por un grupo de Al Qaeda en Mauritania (supongo que se refiere a estos), una cifra disponible en artículos aparecidos en Internet.
Mientras las negociaciones sobre los rehenes españoles progresaban rápidamente –el primero fue liberado en marzo, seis meses después de su captura–, los radicales pasaron después a ocuparse de los cuatro periodistas franceses».
Cuando Javier Espinosa, Marc Marginedas y Ricardo García Vilanova recobraron su libertad, todos nos alegramos infinito. Bueno, alegrarse es decir poco. Por otro lado, no debemos olvidarnos de las circunstancias de su liberación y del dilema político y también moral al que nos enfrentamos ante un secuestro. Es muy fácil, como hacen los gobiernos, afirmar que nunca se debe negociar con terroristas. Es mucho más complicado saber que si no lo haces, algunas personas morirán.
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El artículo cita como fuentes (anónimas) cinco rehenes que fueron liberados, sirios que fueron testigos de su paso por las cárceles de ISIS, parientes y compañeros de los rehenes, y un exmiembro de ISIS que pasó un tiempo encarcelado.