Una carta publicada en el Financial Times. El problema no son los videojuegos (ni el fútbol, el cine o coleccionar sellos), sino lo que dejas de hacer cuando te enganchas a los videojuegos (o al fútbol, al cine o a coleccionar sellos).
No le falta razón en cierto modo al profesor Shorter, pero la realidad es que mucho antes de que aparecieran los videojuegos, la mayoría de los estudiantes no sabía quién era Thomas Mann (yo sé quién es pero no he leído ninguna de sus novelas) y tenía escasos conocimientos de geografía.
Pues te recomiendo mucho que leas «Muerte en Venecia».
Me resultó insoportable. A «La Montaña Mágica» y «Los Buddenbrock» les sobran páginas, pero a «Muerte en Venecia», siendo corto, le sobran todas.
Y no te has perdido nada del otro mundo, no leyendo a Thomas Mann. En serio.
Los alemanes son siempre un poco duros de leer (le pasa a Günter Grass, a Heinrich Böll, a Herman Hesse, etc). Demasiado intelectuales. A mí de Thomas Mann me pareció muy duro «Doktor Faustus» (vamos, que a la tercera página, ya continué leyendo por pura disciplina, y con un bote de aspirinas por si acaso). Y eso que yo soy músico y todavía entendía lo que decía, que me imagino a otros dejándolo por imposible. Pero «Muerte en Venecia» es de lo más ligerito que tiene.
Alemanes depende cuáles. También hay gente que dice que Julien Gracq es un plasta, plasta es Sartre que no dice más que chorradas. Yo mucho me temo que los alemanes están mal traducidos, no olviden que vivimos en el único país del planeta que confundió un poema de Martin Niemöller (pastor luterano, «primero vinieron a por los…») atribuyéndoselo (?¿?¿?) a Bertolt Brecht (!!!!), es más, editoras «de campanillas» con dos cojones y un palito lo colocaron en toda clase de antologías y hasta obras completas. Dicho sea de paso, Bertolt Brecht no tiene nada de plasta y es un tío que va directo al grano y se lee perfectamente.
Más bien diría que son escritores del mundo burgués, para mí no están tan lejos de Durrell, por ejemplo. Creo que es lo que digo, Durrell tiene mejores traductores que ellos. Si hasta hace unos años ni siquiera se había publicado en castellano los cuentos completos de Kafka.
Si a alguien le interesa, el poema de Niemöller atribuído por error a Brecht durante décadas es este:
Als die Nazis die Kommunisten holten, habe ich geschwiegen; ich war ja kein Kommunist.
Als sie die Sozialdemokraten einsperrten, habe ich geschwiegen; ich war ja kein Sozialdemokrat.
Als sie die Gewerkschafter holten, habe ich geschwiegen; ich war ja kein Gewerkschafter.
Als sie mich holten, gab es keinen mehr, der protestieren konnte.
No habla de judíos para nada. Primero vinieron a por los comunistas, y él no era comunista, después a por los socialdemócratas, tampoco lo era, a continuación a por los sindicalistas, y cuando finalmente vinieron a por él pues claro, ya no quedaba nadie para oponerse.
¡Cómo no va a decir algo culto el «doctorcito»! ¿De dónde has sacado todo eso? ¿de las wikis idiomáticas donde trabajas? Ja, ja, ja ¿Piteas? (permíteme que me «pitorree»).
Pero mira que eres española y brutiña, joder…
Ea, no te cabrees. ¿»Ser española» es el peor insulto que podías decirme? A ti lo que te pasa es que eres un antipático, o (como decimos por aquí) algo mal encarado.
Si tuviera que cabrearme por estas cosas estaba listo.
Usted me insulta a mí, yo le devuelvo el trato. Educación británica. Usted se pitorrea, y yo le pongo los adjetivos que usted misma invita a que le cuelguen.
Para nada estoy cabreado 😀
Hay peores insultos que español, por supuesto, pero si no se ajustan son gratuitos.
Bueno, española soy, no tengo duda (lo de «brutiña» suena muy atlántico. Ja, ja, ja). No se, Dr. Pointer… Podías tomártelo con un poco de más sentido del humor (como tu amigo Mikel, que es «mu salao»). Que, ¿cómo te va con los de la Historia Contemporánea? ¿mejor que con los arqueólogos? No te fíes, sólo son «periodistas» en el mejor sentido de la expresión (por supuesto esto es broma); a los arqueólogos nos suelen llamar «cacharrólogos». Los de la Contemporánea, digo.
He ido a alguna excavación y sólo dejan mirar (como debe ser), es toda una experiencia. Yo no les llamaría así, porque en realidad deducen mientras que los otros infieren, que es completamente distinto.
Lo de española es por supuesto en el sentido de las virtudes presuntas de tal nacionalidad (porque en realidad, es sólo una ciudadanía, que no es lo mismo). El cretino de Salvador de Madariaga tiene más de un panfleto muy elocuente al respecto.
No sabía que jugar a videojuegos (o cualquiera de los otros ejemplos que das) te inhabilitara para leer
En mi rutina diaria digamos que sustituyo el rato en el que la mayoría de la gente ve la tele después de cenar por echar una partida a algún videojuego. Cuando me canso, apago y me voy a la cama a leer hasta que me duerma.
Ahora que sé que las dos actividades son incompatibles tendré que elegir…
Bueno, la Arqueología tiene sus métodos, claro; que (no se porqué) siempre suelen resultar muy románticos a la gente. Siempre que le digo a alguien que soy arqueóloga, me tienen por una loca romántica. Pero no te vayas a creer, la Historia Contemporánea también tiene su metodología. Eso sí, más ligada a las fuentes textuales (nosotros a las materiales).
Te cuento una anécdota que nos contó una profesora de Química (de la Autónoma) de un curso de Datación y Conservación del Patrimonio que hice hace años. Nos contó que había llegado a un yacimiento para tomar unas muestras para datarlas por «termoluminiscencia», y estaba hablando con el director de la excavación. Entonces se le ocurrió dar unos pasos hacia atrás sin mirar, y el director le dijo: «¡Cuidado que me vas a destruir el hogar de esta casa»!. Y mi profesora se dio la vuelta para mirar, y nos dijo: «Yo allí solo vi un montón de mierdecilla tirada, y ni casa, ni hogar, ni nada… Me quedé de lo más sorprendida». Los arqueólogos, claro está, nos desternillábamos de risa. (De paso ella también tenía buen humor, por eso nos contó la anécdota). Es la idea que se tiene.
Carlos, yo no juego con videojuegos, pero sí soy adicta a los juegos de ordenador (mahjong, solitarios de cartas, sudokus, etc). Puedo «derrochar» cantidad de tiempo en ellos (eliminan la ansiedad, y ayudan a la concentración como los videojuegos). Y sin embargo no considero que me quiten ningún tiempo para nada (quiero decir, que también me gusta leer a diario y trabajo, y estudio, etc). Todo está en saber cuando tienes que parar en una cosa, para dedicarte a otra. Porque tiempo hay para todo. Creo que Íñigo se refería a esos que están todo el santo día con los videojuegos y no son capaces de hacer otra cosa (que veo que no es tu caso).