Por un momento, parecía que la bomba griega estallaría en cuestión de días. El flujo de dinero desde Bruselas a Atenas incluía un tramo de más de 5.000 millones de euros que algunos pensaban que podía quedar congelado a la espera de que se resuelva la enmarañada situación política creada por el resultado de las elecciones griegas.
Continúa en Zona Crítica.