El programa de reportajes Panorama, de BBC, dedicó su espacio del lunes a la tragedia de la torre Grenfell (‘Building of Flames: Britain’s Shame’). Comienza con las historias de aquellos que se salvaron de la muerte, historias de heroísmo y de dolor, porque algunos perdieron allí a sus seres queridos. Después, intenta explicar cómo fue posible que el incendio se extendiera a todas las plantas y devorara el edificio.
Los bomberos llegaron a controlar el foco del fuego en la cuarta planta, pero eso no les sirvió de nada porque las llamas se propagaron hacia arriba con gran rapidez gracias al revestimiento, elegido en su momento porque era más barato que otras variantes existentes en el mercado. Este domingo, el ministro de Hacienda, Philip Hammond, dijo que creía que ese tipo de revestimiento estaba prohibido en el Reino Unido, al igual que en Alemania. No es cierto, según Panorama. El programa cuenta que la regulación no está clara y que por tanto todavía puede usarse.
En 2013, el Gobierno prometió al Parlamento que procedería a una revisión de las medidas de seguridad exigibles a los edificios de gran altura, después de recibir numerosas peticiones de los diputados. A día de hoy, esa revisión, con el correspondiente cambio normativo, aún no se ha producido, explican en Panorama. Fue un desastre anunciado a causa de la pasividad de las autoridades nacionales y locales.
En una de las comunicaciones al Gobierno en 2014, de las que hubo varias, los diputados escribieron: «Dado que se calcula que hay 4.000 antiguas torres de viviendas en Reino Unido sin protección automática de rociadores de agua, ¿podemos permitirnos que ocurra otra tragedia antes de arreglar esta vulnerabilidad?».
Cuatro ministros y viceministros recibieron esos avisos. Uno de ellos respondió: «No he visto ni oído nada que indique que estos potenciales cambios específicos (sic) sean urgentes y no estoy dispuesto a alterar el trabajo de este departamento para pedirle que proceda con estos asuntos».
Los residentes de la torre Grenfell llevaban años reclamando reformas en el edificio y la aplicación de nuevas medidas de seguridad. El consejo local de Kensington y Chelsea, cuyo presidente es entrevistado en el programa, se negó a hacerles caso. Su prioridad era el recorte del gasto para poder hacer devoluciones a sus habitantes, la mayoría de ellos ricos. No mostraron la misma disposición en los días posteriores al incendio, como reconoció la primera ministra, y tuvieron que ser los vecinos y los voluntarios los que se movilizaron para ayudar a los que se habían quedado sin nada.
En el reportaje se puede apreciar quiénes han sido las víctimas del incendio. En su mayoría, miembros de minorías étnicas y de origen extranjero, que vivían en un enclave de gente de bajos ingresos rodeados de zonas con uno de los niveles de renta más altos del país.
Murieron por ser pobres.