¿Libertad? ¿El fin de una dictadura? ¿Democracia en el mundo árabe? No se engaña tan fácil a un tipo como Netanyahu. Está claro que la Primavera Árabe (que ya se ha cobrado las piezas de Túnez, Egipto, Libia y Yemen, esta última en proceso de deshacerse de su dictador) está llevando a Oriente Medio «hacia atrás, no hacia delante».
En un discurso ante el Parlamento, el primer ministro israelí ha dicho que los acontecimientos le han dado la razón. Ahora se ha podido comprobar lo que él ya anunció, que la Primavera Árabe se iba a convertir en una «ola islámica, antioccidental, antiliberal, antiisraelí y antidemocrática».
La mentalidad autoritaria de Netanyahu deja poco margen para la interpretación. El fin de varias dictaduras es una «ola antidemocrática». ¿Qué mejor que una dictadura para defender la libertad?
Si ya el derrocamiento de Mubarak provocó escalofríos en Israel, el agravamiento del conflicto en Siria deja a Netanyahu y la derecha de su país en estado catatónico. En definitiva, se viene abajo la justificación para negarse a negociar la formación de un Estado palestino independiente. Hay que promover la idea de que Israel está rodeado de enemigos peligrosos y por tanto no puede hacer ninguna concesión. En realidad, es una línea fundamental de la propaganda israelí desde los inicios del Estado.
A ojos de los demás, lo que está ocurriendo en el mundo árabe es una oportunidad para liberar a Oriente Medio del subdesarrollo político y atraso económico. Para Netanyahu, es al revés. Lo peor siempre está por venir y eso justifica que su Gobierno se mantenga atrincherado en el búnker. Necesita que las dictaduras se mantengan firmes.