Disparar a un dron que pueda ser una amenaza para unos soldados no es tan fácil como pueda parecer. El incidente ocurrido en el aeropuerto de Gatwick –aunque al final no está claro que existieran esos drones que obligaron a detener el tráfico aéreo– llevó a mucha gente a preguntarse por qué los tiradores de la policía o el ejército no pudieron derribarlos.
El periodista de BBC Quentin Sommerville explica con una serie de vídeos cómo los esfuerzos de los soldados iraquíes por deshacerse con sus fusiles de los peligrosos drones lanzados por el ISIS en el campo de batalla en Mosul no tuvieron mucho éxito. Al menos con los modelos pequeños de drones, modelos civiles comprados en el extranjero y adaptados para tomar imágenes o lanzar granadas, lanzar una lluvia de balas no resultó una solución muy efectiva.
La conclusión final es que la única manera de asegurarse de acabar con ellos es matar al operador del dron.