Rajoy volvió de Chicago convencido de que no hay salvación para España fuera de Merkel. A diferencia de otros líderes europeos, el presidente del Gobierno no se ha alejado ni un centímetro de la línea marcada por Berlín y el BCE con la esperanza de que en última instancia sea el banco central el que salga en ayuda de España con la compra de deuda soberana.
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