Gideon Levy calcula que los partidos que apoyan la imposición del apartheid en Israel pueden conseguir cien de los 120 escaños de las elecciones del martes: «Con tal mayoría, será posible que el próximo Parlamento declare oficialmente a Israel como un Estado de apartheid. Con tal apoyo para el apartheid y teniendo en cuenta la capacidad de la ocupación de prolongarse en el tiempo, ninguna propaganda podrá refutar la verdad más simple: casi todos los israelíes quieren que continúe el apartheid. En el colmo del descaro, lo llamarán democracia, a pesar de que cuatro millones de personas que viven al lado y bajo su control no tienen derecho a votar en las elecciones».
En las elecciones de 2015, Netanyahu sufrió un amago de pánico al anunciar a los israelíes el mismo día de la votación que los árabes (es decir, los que llaman allí ‘palestinos israelíes’ con derecho a voto) se dirigían a los colegios «en oleadas» para votar en favor de la oposición. Ahora no quiso esperar al último momento y en los últimos días de campaña prometió que si es elegido dará los pasos legales para la anexión de los asentamientos existentes en territorio palestino con lo que todas esas zonas pasarán a formar parte oficialmente del Estado de Israel.
Cuando Levy hacía ese cálculo del centenar de diputados a favor del apartheid, incluía a los principales partidos de la oposición, la coalición que encabeza el exgeneral Benny Gantz y los laboristas. Es cierto que estos grupos no apoyan en principio la anexión de los asentamientos, pero no cuestionan otras medidas que hacen imposible cualquier acuerdo de paz. Gantz sólo afirma que está a favor de reiniciar negociaciones, pero plantea condiciones que los ultranacionalistas aceptarían sin dudar. «No queremos controlar a otro pueblo. No hay nada para nosotros en la casbah de Nablus. Pero no podemos entregar nuestra seguridad. Y no estamos dispuestos a entregar Jerusalén. Nadie se va a retirar a las líneas de 1967 y el bloque de asentamientos continuará en nuestro lado», dijo en una entrevista hace unos días.
Gantz, que podría conseguir el mayor número de escaños, pero que lo tiene difícil para construir una coalición de gobierno, es el rostro presuntamente razonable de Israel. Netanyahu es el rostro real.