El ministro francés de Hacienda acaba de confirmar que S&P ha bajado un nivel la nota de la deuda de Francia hasta AA+. Durante toda la tarde, varios medios han informado que S&P, la más importante de las agencias de calificación, se preparaba para sacar el cuchillo otra vez y anunciar la rebaja de Francia y de otros países de la eurozona, entre ellos España e Italia.
En ningún sitio la noticia tendrá más impacto político que en Francia. A tres meses de las elecciones presidenciales, esta es la clase de noticia que Sarkozy no se puede permitir, por más que los últimos sondeos le han servido para recuperar posiciones y alejar de momento el miedo a verse sobrepasado por Le Pen y quedar fuera de la segunda ronda.
A esta hora, el presidente francés está reunido en El Elíseo con su primer ministro y los ministros de Hacienda y Presupuesto. ¿Cuál será su reacción a la pérdida de la sagrada e intocable AAA? Para cualquier Gobierno, supondría un duro golpe a la reputación de sus finanzas y tener que pagar más intereses por la deuda. Un aumento de la prima de riesgo puede llegar a comerse buena parte de los ahorros obtenidos en el recorte del gasto público.
¿Tendrá repercusiones electorales en la imagen de Sarkozy? De entrada, la idea debería ser ridícula. Con media eurozona a medio paso de la recesión, si no está ya dentro, la gente tiene que estar más preocupada por el desempleo, el descenso del nivel de vida, la austeridad introducida en nuestra economía con la misma suavidad con la que se alimentan a los patos para obtener foie gras… esas son las cosas que deberían importar.
Sin embargo, los dirigentes francesas no cesan de alardear de la reputación de su país en la escena internacional, su función dirigente junto a Alemania en la construcción europea o la responsabilidad de Francia al implicarse en los asuntos internos de muchos países. Ah, la ‘grandeur’.
¿Qué es lo que más conviene a Sarkozy? ¿Ponerse al frente de la muchedumbre enardecida y guiar al pueblo en las barricadas para acabar con el poder de las agencias de calificación? ¿Demostrar así que sangra por la herida? Sería muy poco inteligente. En realidad, los mercados ya hace tiempo que dieron por hecho que la triple A francesa era una ficción. El diferencial de los tipos de interés que pagaba Francia por su deuda soberana con el de Alemania demostraba que ambos países no jugaban en la misma liga. Eran dos AAA muy diferentes.
El ministro francés de Hacienda, François Baroin, ya ha dicho que la AA+ es aún una nota alta y que S&P es la misma agencia que bajó la nota de EEUU. Señal de que París optará por una respuesta moderada a la noticia.
La credibilidad de las agencias no es muy alta, y no sólo en la izquierda. Iain Martin, columnista del Sunday Telegraph y confeso euroescéptico, dice estar un tanto harto de la repercusión que tienen los movimientos de estas organizaciones, que fueron «inútiles hasta niveles épicos» en los tiempos anteriores a la crisis financiera.
En un blog del WSJ, titulan «S&P’s Ratings Horror Show» (es viernes 13) y recuerdan que, aunque se dé una importancia desmedida a lo que son sólo opiniones, las agencias sólo están reflejando una realidad bien conocida por todos.
But finally, it’s worth remembering that S&P’s opinions about the euro zone are just that: opinions. While the financial system gives them undue heft, they reflect a reality that the market has been dealing with for months: the euro-zone crisis is deep, difficult and here to stay. A downgrade adds a little to the challenge, but doesn’t change the big picture.
A esta hora el Gobierno español no ha abierto la boca. Las primeras informaciones indicaban que la nota de España e Italia bajaría dos niveles.
Para terminar de hacer más terrorífico este Viernes 13, las negociaciones sobre la reestructuración de la deuda griega han fracasado o, como dice la caritativa versión oficial, se han suspendido sin llegar a un acuerdo. Sin ese acuerdo, no hay más dinero de la UE y el FMI, han avisado los alemanes. Sin ese dinero, es casi imposible evitar una suspensión de pagos traumática de Grecia. Y si eso ocurre, da igual quién conserve la AAA porque será una catástrofe que alcanzará a toda la eurozona.