70 familias vivían en el edificio de 13 plantas que llamaban ‘la pequeña Italia’ y que fue destruido en un ataque israelí.
Si bien se habla que dentro de unas horas entrará en vigor otro alto el fuego, es indudable que el Gobierno israelí había dado por terminada su ofensiva sobre Gaza y que todo lo ocurrido en las últimas dos semanas era una continuación que no le convenía a sus intereses. Más que nada porque le resultaba difícil vender a su opinión publica la idea de que la operación de castigo había concluido con éxito después de la eliminación de la mayoría de los túneles.
Obviamente, Hamás no quería conceder esa victoria a su enemigo.
En la prensa israelí, son numerosos los comentarios que indican que una guerra de desgaste, aunque tenga efectos más dramáticos en Gaza que en Israel, no conviene al Gobierno. La pregunta que se hacen en Israel es: si los enfrentamientos continúan, ¿para qué murieron 63 soldados israelíes? ¿Dónde está la victoria?
La destrucción de hasta tres torres de viviendas es sólo un extra con el que contentar a la opinión pública israelí. Si nuestros civiles sufren, los del otro lado sufren aún más. A eso se reduce la estrategia de Netanyahu de los últimos días.
Israel hasn't faced any consequences for bombing schools, hospitals, mosques in #Gaza. No surprise new strategy targets residential towers.
— Mohammad Alsaafin (@malsaafin) agosto 25, 2014