5.25
Era una posibilidad. Ahora es seguro. Los tres estados clave del Medio Oeste –Pennsylvania, Michigan y Wisconsin– no acabarán su escrutinio y tendrán que esperar a la mañana del miércoles, hora de EEUU. Será entonces cuando tengan que comprobar los votos ausentes (absentee ballots), el sistema utilizado por los votantes que no pueden desplazarse a su colegio electoral asignado. Esa es una materia prima muy tentadora para los abogados del candidato que quiera dificultar el escrutinio de esos votos por razones legales.
En Pennsylvania, los abogados republicanos consiguieron que los condados no pudieran procesar todos esos votos, que en estas elecciones han sido muchísimos, hasta el mismo día de las elecciones. No se trataba de empezar antes el recuento, sino de comprobar que cumplían las condiciones legales.
Como por otro lado ya se sabía que podía pasar si el resultado era muy igualado, el desenlace de las elecciones deberá esperar a los próximos dos o tres días, con la salvedad de que las demandas judiciales podrían retrasar aun más la comunicación oficiosa del veredicto de las urnas por los estados.
Ohio parece firmemente colocada en la columna de Trump. En Carolina del Norte, al 95%, Trump cuenta con una pequeña ventaja que va aumentando lentamente. En Pennsylvania, el republicano continúa ampliando la diferencia, aunque falta la mitad del escrutinio por hacer y ya sabemos que no acabarán hoy. Lo mismo pasa en Michigan, donde una parte muy importante de Detroit, bastión demócrata, está por contabilizar.
Biden va por delante en Arizona, que le puede resultar fundamental si al final pierde en Pennsylvania. Fox News ya ha dado por hecha la victoria del demócrata en ese Estado, una decisión que ha sido criticada por la campaña de Trump. Y hay dos votos electorales que puede rascar en dos distritos de los estados de Nebraska y Maine.
Los abogados ya están preparando los recursos que presentarán ante los tribunales.
4.30
Paso a paso, Estado a Estado, Trump ha pasado de la posición vulnerable del principio a una más sólida, tanto que a esta hora han aumentado las posibilidades de que gane. En Ohio, se empezó escrutando el voto anticipado y por correo, lo que permitió a Biden obtener una sólida ventaja. Después tocaba el voto presencial del día, la opción más elegida por los republicanos. Los efectos han sido inmediatos. Trump ha enjugado la diferencia y ha rebasado a gran velocidad a su rival. Al 74% del escrutinio, supera a Biden en cinco puntos.
Una victoria en Ohio obligaría a Biden a ganar en Pennsylvania, y eso contando con que también gane en Michigan y Wisconsin, que es exactamente lo que no pudo hacer Clinton hace cuatro años. Ahora ni siquiera se puede dar por seguro.
En Pennsylvania, el escrutinio está en torno al 30% con una ventaja de Trump de ocho punto. Es demasiado pronto, pero hay datos de algunos condados que indican que Trump está allí tan fuerte como en 2016. Es el caso de este condado fronterizo con Ohio.
En cualquier caso, un resultado igualado en Pennsylvania haría imposible probablemente que el resultado de las elecciones se conociera esta noche, al quedar pendiente para el miércoles el escrutinio del voto por correo. Las normas del Estado permiten aceptar los votos por correo que lleguen en los tres días siguientes.
Hay un Estado que puede poner en peligro esta tendencia favorable a Trump. Es Arizona, donde ahora va por delante. ¿El desenlace más inaudito? Si Trump gana en Ohio y Pennsylvania, pero no en Michigan y Wisconsin, y Biden da la sorpresa en Arizona, el resultado final podría ser un empate a 269 votos electorales.
2.20
Para entender los resultados en Florida, donde Trump ha mejorado mucho sus números de hace cuatro años en el condado de Miami-Dade, se puede recordar lo que contaba Politico en septiembre alertando del diluvio de desinformación y teorías de la conspiración que circulaban entre la comunidad latina: ‘This is f—ing crazy’: Florida Latinos swamped by wild conspiracy theories. El artículo empieza así:
«George Soros dirige un red global de conspiración basada en el’Estado profundo’ (deep state). Una victoria de Joe Biden pondría a América bajo el control de «judíos y negros». El candidato demócrata tiene un problema con la pedofilia. Desinformación salvaje de este tipo está inundando a los habitantes hispanohablantes del sur de Florida antes de las elecciones, llenando sus chats de WhatsApp, los posts de Facebook e incluso los programas de radio hasta un nivel de saturación que podría afectar el resultado del Estado clave más disputado».
Los nuevos medios en lengua española, algunos muy centrados en la crisis de Venezuela, han servido de canal de comunicación preferente para todo tipo de teorías conspirativas dirigidas contra los demócratas.
1.50
Biden ya está comprobando lo difícil que es ganar en Florida. El escrutinio ya supera el 75% y le da una ventaja de un punto, aunque algunos de esos resultados tienen un aire preocupante para el demócrata. Hasta el punto de que lleva una ventaja de nueve puntos en el condado de Miami-Dade, un baluarte tradicional de los demócratas. Eso parece bueno. No tanto si vemos lo que pasó hace cuatro años. Hillary Clinton le sacó 29 puntos de diferencia a Donald Trump. En los últimos meses, varios medios de EEUU informaron de que el presidente iba a ver reforzados sus números en la comunidad latina de esa zona por el creciente apoyo de los jóvenes cubanoamericanos. El dato de Miami-Dade conocido hasta ahora confirmaría esa tendencia.
Hay que recordar que ganar en Florida es absolutamente esencial para Trump, pero no para Biden.
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Todas las noches electorales de las elecciones de Estados Unidos son muy largas. Para nosotros, que estamos como mínimo a seis horas de distancia. La noche de 2020 está en condiciones de batir récords, porque podría durar días o semanas. Si hay un pronóstico que se ha extendido, a pesar de la clara ventaja de Joe Biden en las encuestas, es que el resultado definitivo quizá no se conozca hasta la mañana del miércoles o más adelante. Ayuda bastante el hecho de que Donald Trump no reconocerá su derrota a menos que la diferencia en los estados clave sea muy clara.
Pero podría no ser así. Quién sabe lo que puede ocurrir en las urnas. Los pronósticos que apuntan los sondeos llevan encima la losa de 2016. No es que entonces fallaran de forma estrepitosa. A fin de cuentas, Hillary Clinton sacó más de dos puntos de diferencia a Trump en el voto popular. Pero en el colegio electoral Trump obtuvo la victoria por una distancia mínima –77.000 votos de diferencia– gracias a los triunfos en Pennsylvania, Michigan y Wisconsin.
Por tanto, para saber si Biden puede ganar ahora, sólo hay que dar la vuelta a ese desenlace. Recuperar el apoyo de esos tres estados sería suficiente para él. No es tan fácil como suena. Sí que tiene al alcance Michigan y Wisconsin. Pennsylvannia es más complicada.
En esta noche, como en tantas otras de las últimas dos décadas, el primer umbral será Florida (21 millones de habitantes). Con Florida, ninguna encuesta puede arrojar seguridad desde hace tiempo. Obama ganó allí en 2008 y 2012 por 2,8 y 0,6 puntos de diferencia. Trump lo hizo por 1,2 puntos. Son diferencias por debajo del margen de error de cualquier sondeo. Ahora ambos candidatos llegan al día de elecciones en situación de empate técnico. Esa es la primera pelota de partido. Si Trump pierde en Florida, tiene casi imposible llegar a los 270 votos electorales necesarios. Si Biden es derrotado, aún tiene otras opciones.
A partir de ahí, todo se vuelve más confuso. Aquí podéis leer las horas en las que es posible que se vayan conociendo los números de cada Estado en función del cierre de los colegios, así como las opciones de cada candidato: dónde necesita ganar.
Nate Cohn, del NYT, ofrece aquí su guía de la noche. De nuevo, podemos fijarnos en las horas. A la una de la mañana, hora española, se cierran los colegios en la mayor parte de Florida, pero no en el Panhandle, la zona norte más conservadora, que vota hasta una hora más tarde. Florida escruta antes los votos anticipados y recibidos por correo, lo que dará información interesante sin necesidad de esperar toda la madrugada.
Es interesante seguir la cuenta de Cohn en Twitter. En 2016, desveló antes que otros que los resultados de Clinton en esos tres estados del Medio Oeste antes citados eran peores que los de Obama en algunos condados que eran muy relevantes, con lo que tenía serios problemas para alcanzar la victoria. Como así se comprobó poco después.
Pongamos que Trump gana en Florida y mantiene vivas sus esperanzas. En torno a esa hora, cierran los colegios en Carolina del Norte y Georgia, estados importantes. El primero era bastante hostil para los demócratas hasta hace doce años. En 2008 demostró que también podía votar a un demócrata, pero por muy poco (Obama por 0,32 puntos). Romney dio la vuelta cuatro años más después y ganó por dos puntos. Trump amplió la diferencia en su favor: 3,6 puntos. Trump y Biden llegan también empatados a este Estado. Si Trump gana en Carolina del Norte, Biden no está perdido, pero sus partidarios empezarán a sudar.
Georgia es un Estado que estaba hasta no hace mucho fuera de las posibilidades de los demócratas en unas elecciones presidenciales. Obama perdió allí por una diferencia clara en las dos ocasiones. Clinton también. Pero resulta que las encuestas vuelven a poner muy igualados a Trump y Biden. Este quizá sea un caso en que los sondeos han sido demasiado optimistas con el demócrata. Evidentemente, si Trump pierde en Georgia, significa que va a ser barrido en la mayor parte del país.
Ohio está en esa franja horaria y además ofrece un panorama intrigante. Al igual que con Florida, es un Estado en el que Trump necesita repetir su victoria de hace cuatro años. Obama venció allí, pero Clinton fue derrotada de forma rotunda. Una vez más, la media de los sondeos no ofrece ahora un desenlace claro.
Biden debería demostrar en Ohio que es un candidato muy diferente a Clinton a la hora de captar el apoyo de la clase trabajadora de raza blanca. Aquí hay que destacar que en realidad deberíamos hablar de blancos sin estudios universitarios –una precisión a la que no bajaron en detalle muchos sondeos de 2016–, entre los que por tanto hay que incluir pequeños empresarios y autónomos. Por alguna razón, muchos analistas creen que Biden mejorará el resultado de Clinton, pero no hasta el punto de ganar.
Llegamos a las dos de la mañana, hora española, y nos topamos con Pennsylvania, y es ahí donde empiezan nuestros problemas si no queremos pasar la noche en blanco para nada. Porque es muy posible que los resultados no se conozcan allí esta noche o ni siquiera al día siguiente en el caso de que todo sea muy igualado. Las normas del Estado hacen que tenga prioridad el recuento de los votos emitidos el martes. Al igual que en otras zonas del país, los votantes demócratas han apostado por el voto anticipado o por correo. La mayoría de los republicanos han preferido esperar al martes 3 de noviembre. En este punto, nos quedará confiar en los periodistas norteamericanos que saben qué condados son los más significativos a la hora de comparar los resultados con los de 2016. Sin saber cuál será el resultado final, un descenso de votos de Trump en algunos lugares se podrá convertir en una pista muy interesante.
En el caso de que esos resultados parciales hagan pensar en una victoria de Trump, los votantes de Biden aumentarán su ritmo cardíaco. Pongamos que Biden recupera para los demócratas Michigan (16 votos electorales) y Wisconsin (diez), pero pierde Pennsylvania (20). Necesita compensar esa pérdida en otros lugares y las opciones empiezan ya a escasear.
Una posible alternativa sería Arizona (cierre: tres de la mañana), otro lugar en teoría improbable para una victoria demócrata. Obama fue derrotado allí dos veces, aunque Clinton mejoró sus resultados. ¿Qué han terminado diciendo ahora las encuestas? Sí, es lo que estaban pensando, un empate técnico. Si la victoria de Biden depende de lugares como Arizona, a esa hora de la noche a los demócratas ya no les quedarán uñas que morder.
Si las diferencias son escasas y Trump cree que puede ganar en Pennsylvania, litigará en los tribunales hasta que se congele el infierno. Lo ha dejado cristalino. Pero tampoco hay engañarse. Biden hará lo mismo.
Al final, parece que las posibilidades de Biden no son tan buenas como dicen los sondeos. Quedémonos con una idea no muy sofisticada. Trump tiene muchas pelotas de partido que salvar, muchos estados en que la derrota le deja casi eliminado. Eso es mal augurio en una noche electoral. Si vives en el alambre electoral, te terminas cayendo.
Pero, claro, aún es pronto para saberlo.
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Foto: seguidores de Trump hacen gestos no muy cariñosos a un grupo de coches de partidarios de Biden en Miami.