–La cabeza de caballo de ‘El padrino’, el picahielos de ‘Instinto básico’, el trineo de ‘Ciudadano Kane’, la espada láser de ‘Star Wars’… ¿de dónde salen esos objetos en un rodaje?
–Lo que distingue una película de Christopher Nolan.
—Nueva York, en el cine.
–Cuándo empezó el declive de los Simpson.
–Gary Oldman es un Churchill bastante convincente.
–Hazañas bélicas: la invasión de Disneylandia en 1970.
–No es tan fácil aterrizar en Marte.
–La huida de los hipopótamos de Pablo Escobar.
—Hong Kong ya no tiene espacio para su basura.
–Guillaume Néry en la piscina más profunda del mundo (40 metros).
Al presidente de EEUU con la peor imagen en los medios de comunicación desde Nixon, su secretario de Prensa le ha durado seis meses. Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, ha presentado su dimisión incinerado por un trabajo imposible y enfurecido por el nombramiento del nuevo director de Comunicación de la presidencia.
Una vez más, Donald Trump rompe el manual del sentido común político y elige para trazar la estrategia de comunicación a un empresario financiero, Anthony Scaramucci, sin más experiencia que sus apariciones para hablar de economía en Fox News y que cuenta con el rechazo de varios altos cargos de la Casa Blanca –en especial, del jefe de Gabinete, Reince Priebus–, pero no de la familia (Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, es decir los que cuentan).
Obligado por sus comparecencias habituales ante los medios a estar metido hasta el cuello en la trinchera, Spicer estaba condenado a perecer en el intento de ser la voz de un presidente que a las ocho de la mañana ya está disparando desde Twitter. Nunca iba a satisfacer el gigantesco ego de su jefe y siempre iba a terminar haciendo el ridículo ante los periodistas.
Su demolición autoinfligida comenzó muy pronto cuando anunció levantando la voz que la asistencia a la ceremonia de toma de posesión de Trump había sido la mayor de todos los tiempos («y punto», dijo). Las fotos que la comparaban con la primera de Obama no dejaban lugar a dudas. La intervención de Spicer era un ejemplo del clásico ‘¿a quién vas a creer, a mí o a tus ojos mentirosos?’. Un portavoz sin credibilidad no puede durar mucho en el cargo.
Por todo ello, sólo pasaron unos minutos desde la noticia de su dimisión hasta que aparecieran las primeras recopilaciones de los grandes éxitos de Spicer.
El suyo era un trabajo duro y conseguía hacerlo aún más duro.
El vídeo más célebre sobre sus ruedas de prensa fue uno en el que lo único que se veía eran los rostros de los periodistas al escucharle. Y eso que en estos casos, cuando oyen algo absurdo o falso, suelen controlarse.
En términos humorísticos, nada puede derrotar a la parodia que aparecía en Saturday Night Live en la que la actriz Melissa McCarthy hacía un retrato de Spicer tan salvaje y delirante que de alguna manera representaba mejor que el original la relación de la Casa Blanca con los medios.
Sólo por las risas provocadas, Spicer ya ha encontrado un lugar en la historia, y si esto parece exagerado, hay que recordar que la hipérbole es la posición de partida de Trump ante todo. Scaramucci se ha estrenado ante los periodistas diciendo que el presidente es la persona con el mejor instinto político no ya del país, sino del mundo. Sin duda, es el hombre perfecto para el puesto.
Tres medios han coincidido en menos de 24 horas para dar una historia muy similar, basada en fuentes anónimas, sobre el ascenso al primer puesto en la línea de sucesión del príncipe saudí Mohamed bin Salmán (NYT, WSJ y Reuters). La coincidencia no puede ser una casualidad. El nuevo príncipe heredero, a través de fuentes cercanas a él (la terminología habitual en estos casos) ha querido conceder más información sobre las razones que llevaron a la destitución de Mohamed bin Nayef, que también era ministro de Interior y el principal contacto de los norteamericanos en el poder saudí. Además de eso, los medios tienen otras informaciones que revelan el carácter implacable de MbS en su asalto al poder. No es algo que le perjudique en sus tratos con EEUU.
En la noche del 20 de junio, se reclamó a Bin Nayef que se presentara ante el rey Salmán. Al mismo tiempo, los miembros del Consejo de la Lealtad, el órgano consultivo formado por los representantes más destacados de la familia real, fueron convocados para dar su aprobación al relevo. 31 de sus 34 integrantes votaron finalmente a favor.
Se les dijo que la adicción a los opiáceos que sufría Bin Nayef desde el atentado que sufrió en 2009 le impedía convertirse en rey en el futuro. «Durante años, amigos cercanos de Mohamed bin Nayef habían mostrado su preocupación por su salud, ya que desde el intento de asesinato había sufrido dolores permanentes con signos de padecer el síndrome de estrés postraumático. Su situación hizo que tomara medicación a la que sus amigos temían que se había hecho adicto», escribe el NYT.
Es la versión que MbS quería que apareciera en los medios.
En paralelo, el príncipe recibió la misma orden y se le convenció para que presentara la renuncia. Se había quedado sin su teléfono móvil y sin sus guardaespaldas personales para que no tuviera la opción de pedir ayuda. Se resistió durante horas, pero al final cedió durante la madrugada.
El NYT plantea, según dos fuentes anónimas, que Bin Nayef estaba en contra de la ofensiva contra Qatar, lo que, si es cierto, terminó de decidir al rey y a su hijo. El WSJ insiste en esa posibilidad, llegando a decir que el ministro de Interior prefería una solución diplomática para solucionar los problemas de Qatar, mientras que MbS apostaba por una respuesta agresiva.
Según las fuentes citadas por Reuters, Bin Nayef no esperaba ser reemplazado por MbS, «a quien consideraba responsable de varios errores políticos, como su manejo del conflicto de Yemen y el recorte de los salarios de los funcionarios».
Reuters también da crédito a la idea de que la adicción a los calmantes de Bin Nayef, quizá morfina, fue sólo el pretexto empleado por el rey Salmán para forzar la sustitución (si bien los problemas de salud sí eran reales). Siempre estuvo decidido a tomar las medidas necesarias para que su hijo se convirtiera en monarca. Lo que no se sabía es que tuviera tanta prisa.
Eso plantea dudas sobre su estado de salud a sus 81 años y sobre la posibilidad de que su abdicación esté cerca. «Citando a un testigo de palacio, una fuente saudí afirma que el rey Salmán ha grabado este mes una intervención en la que anuncia la transferencia del trono a su hijo. El anuncio podría hacerse público en cualquier momento, quizá en septiembre», cuenta Reuters.
El WSJ también informa de la existencia de ese vídeo que puede servir en caso de fallecimiento del rey o de su abdicación.
Los tres medios confirman que se permitió a Bin Nayef regresar a su palacio tras presentar la renuncia. Antes se le condujo a una sala donde le esperaba MbS y un hombre con una cámara de vídeo. Como en una escena de película, MbS le besó en la mano para que quedara constancia del pacífico y tradicional relevo de palacio.
El golpe había triunfado. Bin Nayef ha quedado recluido en su palacio, donde los guardaespaldas reciben órdenes del nuevo príncipe heredero. Todo el poder en Arabia Saudí terminará en manos de MbS, cuya agresividad y temeridad indican qué se puede esperar de la política exterior de ese país para las próximas décadas.
La policía saudí ha detenido a la mujer que aparece vestida con una falda en un vídeo que ha circulado en Internet. En todos los medios aparece descrita como una minifalda, un asunto de medidas discutible teniendo en cuenta lo que significa esa prenda en cualquier ciudad europea. Pero en cualquier caso en un país como Arabia Saudí cualquier prenda que no cubra por completo el cuerpo de una mujer, excepto su rostro y las manos, se considera un ataque a la moral y a la ley.
En el vídeo, la joven pasea por unas ruinas de la provincia de Najd, probablemente a primera hora del día porque no aparecen más personas, y en otras zonas de las inmediaciones paseando entre las dunas.
Arabia Saudí es uno de los países del mundo con más participación en redes sociales, y la imagen, aparecida al principio en Snapchat, ha circulado ampliamente. Por eso, la policía saudí informó en Twitter que estaba investigando el caso y colgó la imagen de la orden de arresto.
«Faltando al respeto y violando las enseñanzas del islam y violando las costumbres y tradiciones del país». Esos han sido los motivos para ordenar la detención de la mujer, de la que se desconoce el nombre. En las redes, muchos saudíes pidieron su arresto inmediato y que cayera sobre ella todo el peso de la ley. Otros, y otras, denunciaron la hipocresía que supone atacar a una mujer por enseñar las piernas siendo saudí, mientras no se realizan las mismas críticas cuando se trata de una mujer extranjera y su imagen aparece en redes sociales.
Gracias a la reciente visita de Donald Trump, su esposa y su hija al país, las referencias eran obvias. En su momento se destacó en medios norteamericanos que ni Melania ni Ivanka Trump se taparon el pelo con un pañuelo. En realidad, eso no era ninguna novedad. En las visitas de dirigentes extranjeros, los saudíes nunca exigen que las mujeres que forman parte de la delegación, sea los dirigentes políticos o sus acompañantes, lleven un pañuelo sobre la cabeza. Si acaso, piden que vistan de forma discreta, lo que en este caso quiere decir llevar vestidos amplios y no ceñidos –no pantalones–, que es lo que hicieron Melania e Ivanka Trump.
Pero las mujeres saudíes, por ser musulmanas, están obligadas a llevar la abaya, que desde luego les tapa todo el pelo y el resto del cuerpo.
Es posible que la decisión de esta joven de aparecer así en un vídeo tenga que ver con lo que hizo otra mujer saudí hace unos meses. Hacerse una foto junto a un centro comercial de Riad con el pelo al aire.
Malak Al Shehri fue también detenida tras ser identificada. En los medios occidentales en que apareció su imagen se dijo que podía ser condenada a seis meses de prisión y a 40 latigazos. No ha habido más noticias sobre ella desde entonces, tampoco en medios saudíes, con lo que es posible que no haya sido juzgada por la posible repercusión internacional o que lo haya sido en secreto y que el Gobierno haya prohibido a los medios locales informar sobre el caso.
Las iniciativas de estas valientes jóvenes quizá tengan que ver con la idea de «resistir andando», que otras mujeres han promovido este año para denunciar la prohibición de conducir coches. Se toman imágenes de ellas andando por la calle solas, sin un pariente masculino que les acompañe. Eso no es algo que prohíba la ley, pero tampoco es muy habitual en un país en que por diversas razones, por ejemplo la temperatura en buena parte del año, casi todos los desplazamientos se hacen en coche.
Es la forma de demostrar simbólicamente que no necesitan a los hombres para actividades sociales básicas. Su intención última es denunciar un sistema que va más allá de la vestimenta admitida, sino que tiene que ver con la discriminación de raíz que sufre la mujer en el sistema legal del país y que la convierte en una ciudadana de segunda clase.
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21.00
Un comunicado oficial saudí ha informado que la mujer ha sido puesta en libertad sin que se presente una acusación contra ella. Según la versión que dio a la policía, visitó el lugar junto a un pariente masculino y no se encontró a nadie. Afirmó que no fue ella quien subió las imágenes a Snapchat y que se hizo sin su conocimiento. Medios saudíes sólo han dicho de la joven que tiene 27 años, que es aspirante a modelo y que su nombre es Kholoud.
La rápida reacción de la policía y el primer comunicado que advertía de que sería acusada de conducta «indecente» y de «violar» las enseñanzas del islam contrastan con esta decisión, muy probablemente tomada por razones de imagen por el Gobierno. Pero al desconocer el nombre de la joven, aún no se sabe si ella o su familia sufrirán algún tipo de represalia de la que los medios saudíes no estarán autorizados a informar.
El número diario de nuevos casos de cólera en Yemen ha ascendido a 7.000, según Robert Mardini, director del Comité Internacional de Cruz Roja para la región. 1.784 es la última cifra de muertos facilitada por la OMS. El número de enfermos: 338.969 en un país de 26 millones de habitantes.
La epidemia está fuera de control. La debilitada infraestructura sanitaria de un país en guerra, bombardeado desde hace tres años por Arabia Saudí y los Emiratos en su ofensiva contra las milicias huzíes, no puede hacer frente a la extensión de la enfermedad. El suministro de agua en amplias zonas del país está comprometido, pero la gente no puede dejar de beberla porque no tiene otra alternativa. Si enferman, no reciben el tratamiento necesario. «No hay salarios ni servicios» (en clínicas y hospitales, dice una persona citada por MSF. «Ni siquiera funcionan los hospitales públicos. No hay medicinas. Si tienes dinero, recibes tratamiento. Si no, mueres».
La ONU tenía preparadas un millón de dosis de vacunas para su envío a Yemen. 500.000 habían llegado ya a Yibuti, pero su distribución en un país en guerra sin un Gobierno que pudiera hacerse responsable de su reparto y administración ha impedido que se muevan de allí. Al final, se ha decidido suspenderlo.
«La situación está evolucionando tan rápidamente que las vacunas no son una prioridad en estos momentos», dice un portavoz de OMS. Quiere decir que la situación es tan grave que es ya demasiado tarde para centrar los esfuerzos en la prevención. «Los profesionales han decidido que los riesgos y problemas potenciales superan los beneficios de administrar la vacuna. Dado el número limitado de vacunas, administrarlas en unas zonas y en otras no (se ha extendido al 91% de las provincias yemeníes) crearía conflictos sobre quién las recibe y quién no».
La única solución debería consistir en una intervención masiva sobre el terreno que es imposible a causa de la guerra. Es la guerra la que está matando a Yemen, esta vez no sólo con las bombas, sino también con el cólera, y nadie sabe cuándo terminará. Los intentos de llegar a un acuerdo político han fracasado.
El veredicto de Stephen O’Brien, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU no puede ser más claro: «Este escándalo del cólera es totalmente responsabilidad de las facciones enfrentadas y de aquellos que les apoyan fuera de Yemen, que están dirigiendo, alimentando y perpetuando el miedo y los combates».
Un buen termómetro para apreciar si una revelación periodística sobre la intervención rusa en la pasada campaña electoral puede hacer daño a Donald Trump es examinar la cobertura que haga Fox News sobre la noticia. Aún más si la realidad irrumpe en un programa en directo y se lleva por adelante la escaleta, las opiniones de los tertulianos unos minutos antes y el discurso que estaba utilizando el presentador. En el caso de los emails revelados por Don Trump Jr. sobre sus contactos con una abogada rusa relacionada con el Gobierno de su país, el impacto fue espectacular.
Fox News suele tomarse su tiempo para reaccionar en estos casos. A diferencia de CNN, no acude rápido a citar las informaciones de medios como The New York Times y The Washington Post. Horas después, se ocupan de tratar la historia cuando tienen claro qué contar, cómo enfocar el tema y en qué programa y con qué invitados comentar la exclusiva. Es lo que hicieron el miércoles con la noticia del NYT de la reunión del hijo de Trump con la abogada rusa Natalia Veselnitskaya en junio de 2016 en la Trump Tower.
En el programa, el argumento inicial de la presentadora y los dos invitados es que no había nada de lo que preocuparse. La reunión había existido, pero a Trump hijo le quedó claro pronto que esa abogada no tenía nada que contar que fuera interesante sobre la campaña de Hillary Clinton. Eso es lo que había contado Don Jr. y no había razones para dudar de su palabra.
Y de repente el hilo informativo trazado por Fox News saltó por los aires por una bomba colocada por el mismo protagonista de la historia. Don Trump decidió publicar en su Twitter varios emails enviados y recibidos antes de esa reunión (lo hizo porque el periódico iba a sacarlos y decidió adelantarse).
La primera referencia a los emails pilló a los tertulianos con el pie cambiado, pero aun así pensaron que la noticia era buena para Trump al eliminar cualquier posible especulación procedente del NYT. La prensa enemiga de Trump, ya se sabe. La presentadora volvió a interrumpirles. La cosa no pintaba tan bien. Sobre todo, cuando citó esa frase definitiva de Don Jr. cuando supo que esa abogada decía tener información dañina para Clinton: «Si es lo que dices, me encanta».
Se lo dijo a la persona que estaba haciendo de intermediaria para montar la reunión, que unos días después le dijo que la mujer era una «abogada del Gobierno ruso». «Esto viene del más alto nivel», le había contado antes al explicar la propuesta, «y con información sensible, pero viene de Rusia y del apoyo de su Gobierno a Trump».
Lo que antes entraba en la zona gris sobre la legalidad de ese contacto comenzaba a oscurecerse, y gracias a la información contenida en los emails.
Los contertulios de Fox News ya no estaban tan relajados: «Esto no le hace la vida más fácil a Don Jr. Se la pone más difícil», dijo uno con una clarividencia conseguida de improviso.
A la frase de «me encanta» le faltan unas pocas palabras. «Si es lo que dices, me encanta, especialmente para más adelante en el verano». Donald Trump ya tenía amarrada la candidatura republicana y debía prepararse para el duelo final con Clinton. Un elemento fundamental de las campañas electorales en EEUU consiste en hallar información que pueda perjudicar al rival, en el mejor de los casos acabar con sus esperanzas de victoria. Buscar trapos sucios en su pasado es una tarea en la que se utiliza dinero siempre que sea necesario. Se paga a investigadores de la propia campaña o contratados a tal efecto, se moviliza a testigos para que refresquen su memoria o estén dispuestos a comparecer en público.
La legislación electoral prohíbe en EEUU recibir donaciones económicas del extranjero. Si ese origen es un Gobierno extranjero enfrentado a EEUU, cualquier fiscal empezará a manejar la acusación de traición.
Aquí es donde hay que echar el freno (no en Twitter donde aparecen las palabras ‘smoking gun’ en muchos tuits). Si nos atenemos al plano legal, no hay aún ninguna prueba de un intercambio económico entre Don Jr. y esa ya no tan misteriosa abogada. Si la campaña de Trump o alguien de su familia hubiera pagado algo –por ejemplo, los billetes de avión o el hotel en Nueva York–, entonces sería muy diferente. Si no es así, el hijo de Trump siempre podrá sostener cuando declare ante el Congreso o un fiscal del Departamento de Justicia, como va a tener que hacer, que sólo pretendía escuchar lo que alguien le pudiera contar y que pudiera ser útil en su contienda electoral.
Esa información perjudicial para el enemigo cuesta dinero a las campañas, pero el asunto de la prohibida financiación de la campaña sólo debería entrar en juego si ha existido algún tipo de pago en efectivo o en especie.
Políticamente, es otra cosa, aunque los congresistas republicanos más críticos con la Casa Blanca no pasan de decir que todo esto les parece preocupante. Los innumerables desmentidos de Trump y sus asociados sobre la total inexistencia de contactos con representantes del Gobierno ruso tendrían que ser incluidos directamente en el apartado de mentiras. A la reunión con la abogada, asistieron también Jared Kushner –yerno del presidente y uno de sus principales consejeros ahora en la Casa Blanca– y el entonces director de la campaña. No había sido una expedición personal de Don Jr. de la que nadie tuviera información. No sabemos si Trump en persona estaba enterado, pero es lo más probable en una campaña que él controlaba en todos los detalles, como había hecho siempre en su carrera empresarial.
Los presuntos, probables o supuestos pueden dejar de utilizarse. Las dimensiones reales de la colaboración entre Trump y el Gobierno ruso aún se desconocen en sus detalles más incriminatorios desde el punto de vista jurídico. Eso queda para la investigación del Departamento de Justicia de la que está encargado el exdirector del FBI Robert Mueller. El hombre que podría acabar con Trump ya tiene más materia prima sobre su mesa para poner a trabajar al equipo de primer nivel que ha montado.
Por si tenía alguna duda, Trump tiene que saber que esa investigación le acompañará hasta las próximas elecciones. Es un motivo más para que caiga en la tentación de forzar la destitución de Mueller. Eso sí que sería un error, más estúpido que los muchos que cometió su no muy inteligente hijo.
En la televisión iraní Press TV, han sido rápidos al comparar la reunión de Trump y Putin en el G20 con un encuentro anterior de Obama y Putin. Las diferencias saltan a la vista.
Las cumbres del G20 sólo son una versión ampliada de las del G7. Más participantes sirven para provocar más encuentros reveladores donde la imagen tiene más peso que el contenido. No se conoce ninguna crisis internacional que se haya acercado a la solución gracias al G20. Pero a diferencia del G7, quien sí aparece en el G20 es Putin, y eso lo ha cambia todo en la situación actual por haber sido su primera reunión con Trump.
El titular más consistente resultado de esas conversaciones revela que EEUU y Rusia han acordado un alto el fuego en una zona concreta del suroeste de Siria. Nada que vaya a cambiar la situación de esa guerra, pero un paso que sirve a los intereses rusos de ir cerrando zonas de conflicto en ese país. Por las declaraciones de Rex Tillerson, se deduce que Washington también está a favor de crear «zonas seguras», ésa es el concepto utilizado, sin que eso indique nada más que la voluntad de Trump de buscar puntos de acuerdo con Rusia. Parece que eso es compatible con que el Departamento de Estado y el Pentágono continúen afirmando en público que no aceptan que Asad continúe en el poder en Siria. Si esa paradoja resulta difícil de entender, hay que recordar que la coherencia no es el punto fuerte ahora mismo de la política exterior estadounidense.
Los medios de EEUU están más interesados en saber si Trump se mostró muy incisivo a la hora de plantear las sospechas sobre el supuesto intento ruso de interferir en las pasadas elecciones presidenciales. Los rusos han dicho que Trump ha aceptado la negativa de Putin a cualquier responsabilidad sobre esa acusación. Tillerson lo ha negado, pero sí ha dicho que Trump se ha mostrado de acuerdo con que ese problema no debe perjudicar las relaciones entre ambos países.
Trump ha dicho tantas veces que esas denuncias son sólo un intento de los demócratas de cuestionar su victoria electoral que ahora no se va a echar atrás.
El presidente de EEUU ya ha tenido la reunión que quería. Siempre estuvo en su campaña la idea de mejorar las relaciones con Rusia. Putin nunca mostró tanto interés porque no le gusta mostrar sus cartas por adelantado. Son sin duda dos estilos muy diferentes.
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Está claro por su mirada que Angela Merkel no tiene tantas esperanzas puestas en Putin.
Putin hizo un comentario a Trump sobre los periodistas que tomaban imágenes de ellos antes de la reunión. No sabemos qué le contestó Trump, pero al presidente ruso le pareció muy divertido.
Hace unos días, aviones saudíes atacaron la isla yemení de Kamarán para destruir una planta desalinizadora de agua. No es el primer caso de este tipo. En enero de 2016, la planta desalinizadora de la ciudad de Mokha fue también destruida en un bombardeo. Eso dejó sin agua potable a la cercana ciudad de Taiz, donde vive un millón de personas.
Es un ejemplo más de la destrucción de la infraestructura civil del país en la campaña de bombardeos iniciada por Arabia Saudí y los Emiratos contra las milicias huzíes. La destrucción directa, que también ha afectado a hospitales y clínicas, y los efectos del bloqueo naval de Yemen han sido factores decisivos para la aparición de una epidemia de cólera, porque quedan ya pocos lugares en el país más pobre de Oriente Medio donde esté asegurado el suministro de agua potable.
La OMS afirma que 1.500 personas han muerto y que el número de enfermos es de 246.000 desde abril, siendo niños una cuarta parte de ellos. La epidemia afecta a 21 de las 22 provincias de Yemen. El número de enfermos crece cada día en 5.000.
A mediados de junio, la ONU anunció que su presupuesto de emergencia para Yemen (2.100 millones de dólares) sólo estaba cubierto en un 29%. Unicef ha tomado la decisión poco habitual de utilizar una parte de sus fondos de emergencia para pagar a médicos, porque nadie lo estaba haciendo, y sin personal médico no hay posibilidades de detener la epidemia.
A finales de la pasada semana, llegó una contribución especial de un origen inesperado. Varios millones de dólares procedentes precisamente del principal responsable de la aparición de la epidemia. El príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, que es también ministro de Defensa y el arquitecto de este conflicto bélico, hizo pública una donación de 66 millones de dólares para luchar contra los efectos de esa misma epidemia de cólera que él ha ayudado a crear con sus operaciones militares. Según el NYT, MbS «mostró su lado caritativo».
En el primer año de la intervención saudí, se calculaba que Riad estaba gastando 200 millones de dólares diarios en la guerra. En función de esa cifra, podemos deducir que la cantidad donada ahora es equivalente al gasto militar de ocho horas de guerra.
Latest figures from #Yemen‘s spiralling cholera epidemic:
Un año más, la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MeK en sus siglas en inglés) ha celebrado su reunión anual en París para recibir el apoyo de sus miles de seguidores y de varias conocidas personalidades del Partido Republicano. Adoptado desde hace años por los neoconservadores como la alternativa al régimen iraní, Mek cuenta con un pasado terrorista –así lo consideraban hasta hace unos años EEUU y la UE–, lo que nunca le ha impedido contar con el apoyo de dirigentes occidentales, entre los que se encuentran dos expresidentes españoles, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. A la cita de este año, acudieron los norteamericanos Rudy Giuliani (exalcalde de Nueva York), Newt Gingrich (expresidente de la Cámara de Representantes), Joe Lieberman (exsenador) y John Bolton (exembajador en la ONU).
El MeK ha aparecido descrito en varios artículos en medios y estudios de ‘think tanks’ como una organización similar a una secta y caracterizada por el culto a la personalidad de su líder, Masud Rayaví, hoy probablemente muerto y sustituido por su esposa. Fundada en los 60, realizó una campaña de ataques contra la dictadura del sha Reza y celebró su derrocamiento. Apoyó el régimen posterior del ayatolá Jomeini, incluida la toma de rehenes de la embajada de EEUU, pero terminó siendo ilegalizada por el Gobierno. Fue entonces cuando llevó a cabo una sangrienta campaña de atentados contra el corazón del poder iraní. En 1981 colocó una bomba en la sede del partido en el poder y mató a su líder, el ayatolá Behesti, que era el número dos del régimen sólo por detrás de Jomeini, y a 27 diputados. Meses después, otra bomba acabó con el presidente del país y el primer ministro.
Sadam Hussein con Masud Rayaví.
El grupo, ya dirigido por Rayaví, se refugió en Irak, donde recibió el apoyo de Sadam Hussein en forma de armamento y dinero. En esos años, llevó a cabo atentados contra fuerzas de seguridad y políticos iraníes, pero también contra la población civil. Los kurdos iraquíes acusaron al MeK de haber participado en la represión de la población kurda en 1991 al servicio de Sadam, una denuncia corroborada por un informe del Departamento de Estado norteamericano. En 1997 fueron declarados organización terrorista por EEUU, y por la UE en 2002.
La invasión de Irak en 2003 les colocó en una situación imposible, porque el nuevo Gobierno iraquí, controlado por partidos chiíes, exigió a Washington que desaparecieran los campamentos en los que vivían los militantes del MeK cerca de la frontera de Irán. Después de varios años de indecisión, los norteamericanos convencieron u obligaron al Gobierno de Albania a acogerlos. Los líderes del grupo se refugiaron en París, donde se les permite realizar su actividad política.
En 2012, Washington dejó de catalogarlo como organización terrorista. La UE había tomado esa misma decisión unos años antes, en 2009. Ambas decisiones permitieron al MeK acceder a decenas de millones de dólares guardados en cuentas bloqueadas por esos gobiernos. Por entonces el grupo decía estar colaborando con EEUU para desvelar los secretos del programa nuclear iraní.
El Mek sostiene que abandonó cualquier actividad violenta hace muchos años, pero existen sospechas de que ha colaborado con los servicios de inteligencia norteamericanos o israelíes en operaciones realizadas dentro de Irán, lo que incluye sabotajes o asesinatos relacionados con el programa nuclear. Los neoconservadores fueron sus grandes padrinos políticos en EEUU (también hubo varios exaltos cargos y exgenerales que presionaron durante años para que no se les tachara de terroristas), pero el pasado del grupo, y su posible participación en el asesinato de ciudadanos estadounidenses en los años 70, hizo que el apoyo recibido sólo pudiera ser clandestino.
Aznar ha participado en actos del MeK, lo que no puede sorprender por su apoyo a las ideas neoconservadoras y a sus llamamientos a que Occidente aplique a Irán la misma política que se ejecutó con el Irak de Sadam Hussein. Es mucho más sorprendente que Zapatero se uniera a la causa de este grupo cuando dejó la presidencia del Gobierno. En su etapa en Moncloa, Zapatero mantuvo buenas relaciones con Irán, coincidiendo con el mandato del presidente Jatamí, y consideraba al Gobierno de Teherán un aliado cercano en su proyecto de Alianza de las Civilizaciones.
El MeK paga generosas cantidades de dinero a muchos de los políticos occidentales que acuden a sus reuniones anuales, algo que por lo demás es una fuente habitual de ingresos para expresidentes. Otros acuden como muestra de apoyo a los objetivos políticos del grupo. Es difícil saber en qué categoría se encuentra Zapatero. Este es el discurso que dio en español en la reunión de París de 2013 (texto).
Un año después, Zapatero repitió ante la misma audiencia y esa vez se animó a pronunciar el discurso en inglés (texto). Como en la vez anterior, el expresidente se pronunció en términos generales en favor de la libertad, la paz y los derechos humanos, haciendo especial hincapié en los derechos de las mujeres.
Las invocaciones de Zapatero en favor de los derechos humanos en un foro del MeK contrastan con la trayectoria del grupo. En una carta publicada en el FT en 2011, un numeroso grupo de expertos en Irán denunció su historial:
«El Mek no cuenta con una base política en Irán ni apoyo genuino entre la población iraní. El MeK, una organización con base en Irak que contó con el apoyo de Sadam Hussein, perdió a los seguidores que tenía en Irán cuando luchó en favor de Irak durante la guerra de 1980-1988. El amplio rechazo al MeK en Irán se había hecho más profundo por sus numerosos atentados terroristas contra civiles iraníes inocentes. (…) Importantes organizaciones de derechos humanos, incluida Human Rigths Watch, han establecido que el MeK es un grupo similar a una secta con una estructura y actuación que niegan su reivindicación de ser un vehículo para el cambio democrático».
El informe de HRW había denunciado abusos y torturas del MeK contra algunos de sus propios partidarios en los campamentos donde residían en Irak, «desde incomunicaciones prolongadas y confinamientos en solitario hasta palizas, abusos verbales y psicológicos, confesiones obtenidas por la fuerza, amenazas de ejecución y torturas que en dos casos acabaron en muerte».
Un informe de RAND de 2009 describió las características internas del grupo y su similitud con una secta, más que con un movimiento político. El sometimiento a la voluntad del líder incluía la separación forzosa de los matrimonios, a menos que fueran autorizados por el grupo, y la separación de hombres y mujeres en cualquier situación.
Masud Rayaví desapareció de Irak poco después de la invasión de 2003. Su mujer es desde entonces quien controla la organización. Es posible que Rayaví esté ya muerto y que la noticia no se haya dado a conocer para permitir a sus actuales dirigentes mantener su control de la organización. Turki bin Faisal, importante miembro de la familia real saudí y jefe de los servicios de inteligencia durante 23 años hasta 2001 (después fue embajador en Washington y Londres), es otro conocido partidario del MeK (aparece en la foto de arriba) y orador frecuente en las asambleas anuales del grupo. En 2016, cometió en dos ocasiones en el discurso el desliz de referirse al «fallecido Masud Rayaví».